Ayer era un día de portada fácil. Había materia de primera para escoger y remover. El juez encarceló a siete miembros de los CDR y se armó una triste bronca taiwanesa en el Parlamento al conocerse la noticia. También ayer, una jueza ordenó prisión para los tres dueños de la cárnica Magrudis, origen de la carne contaminada con listeriosis. Para redondear el día, los diarios tenían las últimas nuevas sobre el proceso de impugnación (impeachment) del presidente Trump; los avisos de la ONU sobre las consecuencias dramáticas del cambio climático, y la muerte del expresidente francés Jacques Chirac.

Y el tema que abre las portadas y genera más escándalo es... la bronca en el Parlament por los detenidos de los CDR. Ciertamente, les acusan de delitos gravísimos —integración en grupo terrorista, tenencia de explosivos y conspiración para cometer estragos— aunque no han cometido ningún atentado, no han matado ni herido a nadie —no hay víctimas— y no les han encontrado ningún arma ni nada parecido. Suma el contexto: las chapuzas del fiscal a la hora de informar de la operación —denunciados por Jueces para la Democracia y otros juristas—, el espectacular y conflictivo despliegue de 500 guardias civiles en cinco municipios, la fractura del secreto de las actuaciones judiciales, el menoscabo de la presunción de inocencia, y —matémoslo aquí— el fiasco de numerosos casos parecidos, que han quedado en nada.

A los tres propietarios de Magrudis, en cambio, la jueza los acusa de tres delitos de homicidio por imprudencia grave, dos delitos de lesiones en feto con resultado de aborto, un delito contra la salud pública y lesiones por imprudencia grave. Son cinco muertes, a las que hay que añadir los numerosos afectados por la intoxicación. Además, la instrucción del caso documenta que los propietarios de Magrudis comercializaron la carne pese a conocer sus defectos y riesgos, entre otras irregularidades. Cinco muertos y el caso no aparece en ninguna portada. Ni una. Qué fuerte.

La decisión de la mayoría de diarios ha sido hacer volar el asunto de los detenidos de los CDR y presentar el Parlament, en este contexto, como un CDR más. Di, si quieres, que la comparación es demagógica. Tal vez. A la vista de los hechos, sin embargo —cinco muertos contra ninguno y una bronca parlamentaria—, a más de uno y más de dos se les hará muy extraño el porqué de la elección. Es probable que no se les ocurra otra explicación que la voluntad de acompañar, deliberada o involuntariamente, el relato de violencia en Catalunya que cocina el Estado español y de extender un miedo preventivo y preelectoral antes de la sentencia del Supremo sobre el 1-O.

Iu Forn ya lo explicaba el otro día: "Tienen ya hecha la plantilla del terrorismo de ETA y, como no saben aplicar otra, al otro lado necesitan violentos. Y si no los hay, se inventan. Como en el juicio del Supremo". Es difícil interpretar de otra manera las, digamos, portadas de fantasía de los diarios españoles.

EP

ME

ABC

LR

LV

EPC

EPA

AHORA

Bonus para sacarse el mal gusto|sabor de boca: la portada sobre la muerte de Jacques Chirac de Libération, el diario que hace las mejores portadas funerales del mundo. (Chichi es un mote del expresidente).

Libe