En realidad no todas, pero casi. No hay otros entretenimientos judiciales ni políticos a la vista esta semana. Incluso se ha aplazado la vista del caso de la Mesa del Parlament —en un ataque de pureza judicial, ahora advierten que Joan Josep Nuet es diputado y hay que estudiar la situación. Parece que el drama ha quedado limpio de tramas secundarias y la historia principal tiene todo el protagonismo: es el baile de ERC y el PSOE. Un juego interesante es ver cómo cada diario describe la posición de Esquerra de cara a las negociaciones para la investidura de Sánchez.

El Mundo, para variar, entra con las dos piernas por delante y habla de "chantaje" para explicar que ERC tiene unas condiciones para negociar y un procedimiento interno, la cosa más normal del mundo. A nadie se le ocurre calificar de "chantaje" las presiones de Pablo Casado o de las patronales de todo tipo para que Pedro Sánchez deje a Podemos de lado. Pero este diario es así. Burdo, primitivo y vulgar como un matón de taberna.

La Vanguardia y El Periódico hablan de "presión", que es un concepto menos chapucero pero mal cargado. No transmite la idea de que entre ambos partidos hay el natural tira y afloja de cualquier negociación, que puede ser civil por más afilada y empinada que se presente.

El País es el que va más al grano y concreta: Esquerra pide que se constituya una mesa de negociación duradera sobre el conflicto catalán (o español). La Razón, diario enredador, envía un mensaje más mafioso, del que se puede deducir que los socialistas juegan a dos bandas.

Un último detalle. Explica El País que el juez Manuel García Castellón (ha nacido una estrella), de la Audiencia Nacional, investiga a un grupo de espías rusos que trata de desestabilizar España aprovechando el agua que baja por Catalunya. Bien. El diario cuenta lo que sabe y, de golpe, sin solución de continuidad, el texto de portada añade que García Castellón es el juez que también investiga a los CDR y Tsunami Democrático. La insinuación es obvia y tóxica: las tareas del nuevo juez-héroe están relacionadas, de manera que se induce a pensar que el independentismo tiene alguna conexión con esta investigación de los espías rusos. "Una unidad de élite", titula el diario, expresión que añade su punto de misterio y cloaca. Hay que ser malnacido.

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