Las portadas de hoy hablan de la contradicción entre los planes de "la única autoridad competente" (cerrar fronteras y obligar a 14 días de cuarentena a todos los viajeros, es decir, matar el turismo) y los de la Unión Europea (todo lo contrario). También se sorprenden de que, según el estudio serológico del gobierno español, sólo un 5% de los que "lo pone en su dni" tenemos inmunidad a la Covid-19, cifra muy alejada de la inmunidad de grupo. Dicho de otra manera: si queremos más personas inmunes, hace falta que muchas más se infecten y lo superen. Eso plantea algunas preguntas. Entre otras: ¿Nos hemos confinado demasiado? ¿Sirve mantener el estado de alarma? ¿Es la centralización una herramienta eficiente? ¿Se hacen suficientes tests?

Como cualquier institución que navega una crisis cuyas causas son aún muy desconocidas para tomar decisiones con seguridad, los diarios son miedosos y no entran a fondo. Hoy sólo El Mundo y La Razón parecen alarmarse de las intenciones de Pedro Sánchez de reformar la ley para suspender derechos básicos —principalmente las libertades de movimiento y de reunión— y la actividad económica y social sin necesidad del estado de alarma.

Se diría que Sánchez quiere ahorrarse el control periódico del Congreso. El gobierno español ha llegado a hacer correr varias bolas para ablandar a los partidos de la cámara, como que los ERTE no seguirían vigentes sin estado de alarma. Esta actitud tendría que hacer levantar una ceja a la prensa. Cuando menos, suscitar alguna duda. Quizás incluso podría orientar la cobertura informativa.

Estas, sin embargo, son reacciones infrecuentes en los diarios de Barcelona y Madrid. Se distraen con las fases del desconfinamiento, algunas disputas políticas menores, la popularidad de la monarquía, si hay que adelantar las elecciones, si el fútbol arranca o no... Entretanto, la casa sin barrer. Un caso: la preinscripción en las escuelas catalanas, que empezaba ayer. El sistema informático colapsó. Seguramente mejorará los próximos días. Pero hoy esas decenas de miles de familias angustiadas por una confusión desastrosa pasan desapercibidas en las portadas.

No es cualquier cosa. Los estudiantes llevan dos meses sin ir a clase y aun no saben ni cómo se examinarán ni cómo será el curso que viene. El Periódico lleva dos viernes consecutivos diciendo a toda portada que la enseñanza online se queda y que si "la escuela del virus" y tal pascual. El lunes pasado, La Vanguardia abría su primera página con el "desconcierto" de familias y maestros por la "falta de planes para el curso que viene". Hoy, El Periódico arroja otro gato a la cara de los responsables públicos: la pobreza sobrevenida a raíz de las medidas impuestas para evitar que la Covid-19 colapsara el sistema sanitario. El diario habla de personas que, por primera vez en su vida, tienen que pedir comida.

Quizás es la hora de que los diarios no se distraigan, hagan de diarios y aprieten a los gobiernos para que den respuesta a estos desafíos, tanto si son "la única autoridad competente" como si no. Especialmente si, encima, pretenden saltarse el control parlamentario.

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