Las seis cartas que contenían material explosivo que han llegado esta semana a varios puntos del Estado provenían de la provincia de Valladolid. Es lo que ha logrado averiguar la investigación por delitos de terrorismo que la Comisaría General de Información ha encargado a la Audiencia Nacional. Hasta el momento, se sabía que todas las cartas habían sido enviadas por correo ordinario desde algún punto de España, pero no se sabía desde dónde. Ahora se ha podido confirmar que todas provienen del mismo sitio, pero todavía se desconoce la identidad de la persona que ha enviado las cartas y los motivos por los que lo habría hecho. Identificar al individuo que lo hizo será una tarea muy complicada, puesto que, según explica la policía, las cartas se depositaron en buzones de correos ordinarios, que no están vigilados por cámaras de seguridad.

La primera de las cartas que se conoció iba dirigida a Sergi Pohoreltsev, el embajador ucraniano. Este no llegó a abrirla, en su lugar lo hizo un trabajador que sufrió heridas en las manos debido a la explosión de la misiva. Las demás cartas bomba iban dirigidas a Julissa Reynoso, la embajadora de Estados Unidos; al presidente español, Pedro Sánchez; a la ministra de Defensa, Margarita Robles; a la base militar de Torrejón de Ardoz y a una empresa armamentística de Zaragoza que había fabricado armas enviadas a Ucrania. De las que fueron interceptadas antes de que alguien las abriese, cuatro fueron detonadas de forma controlada y una se consiguió desactivar. 

Paquetes sangrientos en múltiples embajadas europeas

Este viernes llegó otra carta a la embajada ucraniana, aunque inicialmente se creía que era un nuevo paquete con material pirotécnico, finalmente se descartó. A diferencia de las seis primeras, la séptima carta no había sido enviada desde España, y contenía un ojo de animal aplastado. Así, esta se asimilaba a los "paquetes sangrientos" que también han recibido otras embajadas ucranianas y consulados en múltiples países europeos. Hasta el momento, las embajadas ucranianas en Hungría, Países Bajos, Polonia, Croacia, Italia, Austria y los consulados de Nápoles, Cracovia y Brno (República Checa) los habrían recibido. 

Ante la posibilidad que se produzcan nuevos envíos, el Ministerio del Interior ha recomendado a todas las sedes diplomáticas que refuercen la seguridad. El ministro de Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, también pidió a todos los gobiernos que garantizaran "la máxima protección de las instituciones diplomáticas ucranianas siguiendo la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas".

Estos paquetes sangrientos son característicos, ya que "están mojados con un líquido de un olor característico y desprendían cierto hedor", según indicó Oleg Nikolenko, portavoz del Ministerio de Exteriores de Ucrania. Este informó de que se estaba estudiando cuál era su significado, aunque Kuleba aseguró que era una "campaña bien planeada de terror e intimidación" y acusó a Rusia.