Después de una carta bomba en la embajada de Ucrania en Madrid que ha dejado herido a un trabajador y otra misiva enviada a la empresa de Zaragoza que fabrica los lanzagranadas que se entregan a Kyiv, la base de Torrejón de Ardoz ha detectado un tercer paquete sospechoso en solo 24 horas. El paquete es muy similar a los que se recibieron durante la jornada de ayer y llegó a este complejo militar de Defensa durante la madrugada. En este caso, parece que no ha habido heridos, a diferencia del trabajador ucraniano de la embajada que abrió la carta dirigida al embajador. Esta no había pasado ningún control de escáner y se abrió al jardín del edificio. Las heridas han sido leves y aunque fue al hospital, ya ha recibido el alta. La Audiencia Nacional, que se encarga de los delitos de terrorismo, ya se ha hecho cargo de la investigación.

La base de Torrejón de Ardoz, donde ha llegado este tercer paquete, es uno de los centros neurálgicos del ministerio de Defensa, desde donde se ha ido enviando ayuda humanitaria, pero también militar. Por ejemplo, durante el mes de setiembre, despegaron diferentes aviones de esta base, cargados con mención y artillería de campaña. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha visitado en diferentes ocasiones las instalaciones desde que empezó la guerra tras la invasión rusa de Ucrania. Aunque una parte significativa del armamento militar español se ha enviado desde esta base, donde ahora han recibido un tercer paquete sospechoso, que podría contener un explosivo, también han estado muy activas las bases de Rota, en Cádiz, y de Zaragoza. 

Detalles sobre la carta en el embajador ucraniano

Mientras, en las últimas horas, se han conocido más detalles sobre el paquete que estalló en la embajada en las manos de un trabajador, pero que estaba dirigido a Serhii Pohoreltsev, el diplomático ucraniano en el Estado. De momento, la policía todavía está comprobando la relación que existe entre este y el que la policía hizo detonar en Zaragoza, después de que saltaran todas las alarmas en una empresa que fabrica armamento. Concretamente, analizan las conexiones entre ambos envíos. Por un lado, el sobre que explotó medía 18 por 10 centímetros y se había enviado por correo ordinario. Sobre una etiqueta blanca había escrito el nombre del embajador, así como la dirección de la institución. No había ningún remitente.

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