Eran las 14:01 cuando un coche negro blindado y bautizado como "la Bestia" paraba ante el Palacio de la Moncloa. Los nervios invadían el gabinete de la presidencia. Mariano Rajoy sonreía de pie ensordecido por la ráfaga de cámaras que inmortalizaba el momento. Soportaba –en silencio– un traje azul marino y corbata de topos, a pesar del sofocante calor madrileño. Su invitado bajaba del automóvil, al compás del canto de los grillos que habitan en los campos próximos al recinto. Iba enfundado en un traje azul también y llevaba corbata de rayas. Lucía un pin en la solapa. Apretón de manos: la España en funciones recibía al presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

En un momento en que EE.UU. está a pocos meses de celebrar las elecciones presidenciales y el Estado ha repetido las suyas, la formación de gobierno en los dos países ha captado el interés de los periodistas. Obama ha enfatizado que las relaciones diplomáticas históricas entre ambos y la economía están por encima de los colores que ocupen el ejecutivo. "Es importante para nosotros que tengamos un Gobierno español estable y que funcione bien, pero la naturaleza de nuestra relación no depende de qué partido esté en el poder", ha indicado el mandatario americano, sentado en el sofá de piel blanca de la Sala Tàpies.

El presidente americano ha exhibido un talante diplomático en todo momento. Según han comentado fuentes del ejecutivo a El Nacional, el invitado de La Moncloa no quería comprometer las elecciones presidenciales en su país y su posición como presidente saliente. Ha deseado suerte a Rajoy y ha hecho constar que no le "competía, ni podía determinar" una cuestión doméstica como las negociaciones para la investidura. Sin embargo, ha asegurado tener confianza en que "salga el gobierno que salga" España y EE.UU. seguirán trabajando por las relaciones de defensa y seguridad que les unen. "Un amplio rango de intereses" coincidentes.

Rajoy sí ha roto la institucionalidad de su interlocutor y ha aprovechado los minutos de prime-time para lanzar una petición velada al PSOE. "Estoy absolutamente convencido de que todo el mundo actuará con responsabilidad", ha dicho el presidente interino sobre la formación de gobierno. "No debemos jugar con fuego", ha añadido en cuanto la estabilidad política, en un momento en que se deben de aplicar directivas de la Unión Europea, aprobar el techo de déficit y elaborar los presupuestos. "Sería una broma que se repitieran elecciones. Una broma de muy mal gusto", ha exclamado ante la media sonrisa de Obama.

El jefe del Ejecutivo español ha acomodado su retórica a la situación y ha apelado a los acuerdos en materia de exteriores y seguridad que "a excepción de algunos casos muy puntuales" se han aprobado en el histórico del Estado con las principales fuerzas políticas. "El partido que ocupa el Gobierno de la nación y la segunda fuerza", ha precisado Rajoy. La cuestión internacional, el Brexit, las relaciones con Turquía, los refugiados, Libia, Siria y la OTAN, –de donde habían llegado los dos hacía pocas horas– han copado el grueso del encuentro.

El ministro en funciones de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, y el jefe del gabinete de la Presidencia, Jorge Moragas, les han acompañado. La reunión ha durado 40 minutos, tiempo breve para dos países que llevaban más de una década sin verse. "Volveré a España como expresidente. Compartimos valores: dignidad, Estado de Derecho, trabajo en el ámbito internacional ... Espero que hoy pueda sentar un precedente y que no pasen 15 años más", ha dicho. Obama hacía referencia a que el último encuentro entre ejecutivos se produjo en 2003 con los expresidentes respectivos José María Aznar y George Bush.

Barack Obama y Mariano Rajoy / EFE

Los populismos

España y EEUU han encontrado un común denominador de preocupación por el populismo. Preguntado por el candidato republicano Donald Trump, Obama no ha cedido en su discurso de carácter institucional. "No quiero comentarlo. Tengo mucha confianza en el pueblo estadounidense: sus valores, decencia, sentido común", ha zanjado. Pero sobre el auge de dicha ideología, el presidente americano ha lanzado una recomendación a Rajoy y a la UE. "Hay conexiones entre impulsos y voces populistas, lo hemos visto con el Brexit. Si la integración a nivel mundial no es equitativa y sólo ayuda a las élites, veremos un populismo crudo que nos invadirá. Son necesarias políticas que traten la iniquidad", ha sentenciado.

El jamón y la caja de cristal

La crudeza de las relaciones internacionales no ha impedido que Obama exhiba su talante más íntimo y familiar. El presidente de EEUU ha agradecido la "cálida" acogida tras el tiroteo de Dallas, así como el buen trato que ha dado España a su esposa, Michelle Obama, y a sus hijas, las veces que han visitado el país. "La comida, la cultura, la gente y el clima son algo irresistible. A medida de que los hijos crecen, no quieren viajar con los padres, pero si les dices que irás a España, es una manera de sobornarlas", ha cerrado amable el invitado de la Moncloa.

De comida española, Barack Obama y su familia podrán disfrutar una temporada: Mariano Rajoy le ha regalado un jamón, un soporte jamonero y un cuchillo. El americano le ha devuelto el gesto con una caja de cristal con el escudo de los EEUU y su firma incrustada. Parece que la idiosincrasia de los países también luce en los regalos diplomáticos que estos se intercambian.

Reuniones con la oposición

Después de pasar por La Moncloa, Barack Obama se ha reunido los partidos de la oposición durante diez minutos en la base naval de Torrejón de Ardoz. El presidente estadounidense iba tarde y sólo ha podido intercambiar unas breves palabras con Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera antes de subir al avión Air Force. Sánchez ha mostrado la gratitud por el encuentro y le ha hablado de baloncesto, el deporte preferido del socialista. Rivera ha reafirmado su compromiso con la OTAN y Iglesias ha regalado un libro sobre la "Brigada Lincoln", los brigadieres que lucharon en el bando republicano durante la guerra civil..