Tras los tres batacazos electorales entre el 2023 y el 2024 (en las municipales perdieron representación en muchos municipios, entre los cuales Tarragona y Lleida; se quedaron sin representación en el Congreso de los Diputados y pasaron de 10 a tan solo 4 diputados en el Parlament, insuficientes para una mayoría independentista e innecesarios para Salvador Illa para aprobar sus medidas (para las cuales tiene suficiente con ERC y los comunes), la CUP empezó un proceso de refundación denominado Procés de Garbí. En este aseguraban que todo, menos sus principios fundacionales, estaba a debate, incluido el nombre de la formación anticapitalista. La "nueva CUP" seguirá siendo la CUP, aunque desde finales del 2024 tiene un secretario general, hecho que supone un cambio muy relevante, y este domingo, en un acto en Capellades, presentarán su nueva imagen. Será el pistoletazo de salida de la formación liderada ahora por Non Casadevall, para las elecciones municipales. Estas se tienen que celebrar el último domingo de mayo del 2027 y en el cual aspiran a recuperar concejales a algunos puntos clave de Catalunya y a mantener la alcaldía más importante, la de Girona, con Lluc Salellas al frente con el proyecto Guanyem Girona.
Una nueva imagen que refleje una nueva fase: más madura y sólida
La CUP, pues, no cambia de nombre, pero sí de imagen. Y este domingo, en Capellades, aparte de un nuevo logo y un nuevo lema, pone en marcha una "nueva etapa" con un "proyecto renovado", aseguran desde la formación, para tener una organización actualizada que pueda afrontar los retos de un país que, desde que los tres primeros diputados anticapitalistas entraron en el Parlament en el 2010, ha cambiado radicalmente.
El nuevo logotipo, explican, es resultado de un "proceso de renovación y actualización estratégica, que parte de la lectura de nuestros aprendizajes, pero también de un análisis más esmerado de la situación en que se encuentra el país". En estos momentos, Catalunya ha perdido la mayoría independentista que tuvo durante una década larga en el Parlament, la gobierna un presidente socialista desde la Generalitat y hay alcaldes del PSC en tres de las cuatro capitales. El objetivo de la nueva imagen es pues poder "proyectar" a esta nueva CUP y que la formación sea representada como un "proyecto más sólido, consolidado y maduro". Con todo, la estelada que protagoniza el logotipo que durante años ha acompañado a los anticapitalistas no desaparece, sino que adelantan que será "bien visible, protagonista" pero rediseñada.
Candidatos antes de finalizar el año
El lema que han escogido los cupaires para empezar esta nueva fase es "construir el país", con el cual encaran los dos años que quedan hasta las municipales de mayo del 2027, en que serán clave para ver cuál es el rumbo que toma la formación: si consigue remontar después de un ciclo malo o si no cambia el rumbo. En este sentido, tienen el reto de tener elegidos los candidatos a las alcaldías de las principales ciudades de Catalunya antes que acabe este 2025: en el 2023 presentaron Basha Changue en Barcelona; Eva Miguel en Tarragona y Rubén Cobo en Lleida. Ninguno de los tres consiguió entrar en los consistorios. En las elecciones en el Parlamento, un año después, también perdieron a sus diputados en las demarcaciones de Lleida y Tarragona y vieron reducida la representación por Barcelona y Girona. De esta manera, no esconden que su máxima prioridad en estos momentos son las elecciones en los pueblos y ciudades de Catalunya, al ser un partido que se reivindica como municipalista. En el 2023 consiguieron 17 alcaldías, entre las cuales también está Berga, uno de los feudos de los anticapitalistas.
Lejos de las grandes ciudades, la CUP se ve especialmente fuerte en las zonas rurales y ha detectado un crecimiento en los pueblos de entre 400 y 9.000 habitantes. Por eso, consideran que su fortaleza es una "propuesta política hecha desde y para las zonas rurales del país". Habrá que ver cuáles serán los resultados en estas áreas en las elecciones del 2027, ante el crecimiento de Aliança Catalana después de entrar en el Parlament. Aunque estas dos formaciones son antagónicas (la CUP pactó una reforma del reglamento para poder constituir un grupo propio en la cámara y no tener que compartir grupo mixto con Sílvia Orriols) años atrás los cupaires conseguían buena parte de sus votos entre el independentismo más crítico con las formaciones tradicionales y que llamaba a la ruptura con el Estado. Es una bolsa de votantes en la cual ahora también quiere seducir Aliança Catalana, que a diferencia del 2023, cuando consiguió la alcaldía de Ripoll, se presentará en muchos más municipios por todo el país.
¿Un punto de inflexión con el PSC?
El acto de este domingo en Anoia tiene lugar semanas después de que en el Parlament se produjera un acuerdo inédito. La CUP, a pesar de no ser necesaria para aprobar la medida, llegó a un acuerdo con el Gobierno a través de la conselleria de Territori i Habitatge para la regulación de los alquileres de temporada. Pocos días después de que la CUP exigiera la dimisión de la consellera del ramo, Sílvia Paneque, por el caos de Rodalies, la diputada Laure Vega firmó con ella el pacto, del cual también participaban ERC y los comunes del cual. Y toda la parte izquierda del hemiciclo dio apoyo a una propuesta del PSC, incluidos los cuatro diputados de la CUP, una imagen que poco tiempo atrás era impensable. Habrá que ver si durante los próximos meses esta se podrá repetir. En algunos temas parece complicado, para no decir imposible, ya que está previsto que Salvador Illa saque del cajón la ampliación del aeropuerto del Prat, del cual la no quieren oír ni hablar. La organización puede tener un secretario general, baratar de imagen y pactar con el PSC, pero hay algunas cosas que no cambian.