La canciller Angela Merkel ha visitado por primera vez el campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, en lo que ha sido un gesto político hacia las víctimas del Holocausto en su última etapa como mandataria alemana. Merkel ha querido visitar el campo coincidiendo con el décimo aniversario de la fundación del museo, al que ha hecho una donación de 60 millones de euros.

Durante la visita, Merkel ha confesado sentirse "profundamente avergonzada por los crímenes atroces que cometieron los alemanes" en este recinto, que "van más allá de todos los límites imaginables". "Cuando se recorre este lugar, sólo se puede guardar un respetuoso silencio -ha afirmado Merkel-, porque no hay palabras para describir toda la tristeza y el sufrimiento de los que fueron asesinados, torturados y humillados aquí".

En el recorrido ha sido acompañada por el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki.

Merkel Auschwitz EFE

Merkel, que está al frente del Gobierno alemán desde hace casi 14 años, ha visitado hoy por primera vez este antiguo campo de concentración, el mayor que puso en marcha la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial, y donde fueron asesinados más de un millón de prisioneros, en su gran mayoría judíos.

La canciller ha aprovechado para advertir con contundencia que Alemania, donde el pasado octubre fueron asesinadas a tiros dos personas en el intento de asalto a una sinagoga, "no tolerará ningún acto de antisemitismo". "La gente en Alemania y en toda Europa debe sentirse segura y como en casa", subrayó, por eso "tenemos que recordar que la dignidad humana es inviolable" y que "la libertad, la democracia y el Estado de derecho pueden ser fácilmente dañados si no perseveramos en cuidarlos".

"Corresponde a los gobiernos y a los políticos proteger y fortalecer estos valores", ha insistido la canciller, que ha hecho las declaraciones ante el primer ministro polaco, que ha sido señalado por la Unión Europea por vulnerar la democracia con sus polémicas reformas, entre ellas la del sistema judicial, y por rechazar recibir refugiados en 2015.

Merkel sin embargo ha exculpado después a Polonia del campo de concentración, y ha asumido que todas las culpas fueron de Alemania. Ha subrayado que Auschwitz operó entre 1940 y 1945 "en la Polonia ocupada" por los nazis (que la habían anexionado en 1939, cuando empezó la II Guerra Mundial), "por lo que no quedan dudas de que Auschwitz fue un campo de concentración alemán, dirigido y administrado por alemanes". "Quiero enfatizar eso y dejar claro que nosotros (Alemania) no rehusamos asumir la responsabilidad por los hechos que tuvieron lugar aquí", añadió.

Merkel es el tercer canciller alemán que ha visitado este campo de concentración, después de Helmut Schmidt en 1977 y Helmut Kohl el 1989 y 1995.