Dicen que "la realidad siempre supera a la ficción". Pero desde que los ciudadanos viven inmersos en la era de la Memecracia, la imaginación se ha apoderado de la primera. Lo explica la periodista Delia Rodríguez en este libro, cuando hace referencia a los llamados memes. Es decir, aquellas imágenes y fotografías trucadas que circulan por Internet, y caricaturizan con humor a políticos y situaciones de la vida diaria, convirtiéndose en virales después de pocas horas.

Los usuarios de las redes sociales ya están acostumbrados. Si bien, a veces la democracia, y la realidad pueden dejar momentos igual de esperpénticos, al más puro estilo Valle-Inclán. Sobre todo, cuando se trata de persuadir a los ciudadanos en la obtención de votos.

1. La marca

Por el cumpleaños del número dos de Podemos, los amigos y compañeros de partido de Íñigo lo llevaron a dar un paseo en un coche peculiar, que tenía los colores de la formación. La anécdota, más allá de divertida, ayuda a posicionar la marca, y a hacer propaganda.

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2. La legislación

María Dolores de Cospedal, candidata por el Partido Popular, aseguró que se debía convertir en ley la posibilidad de que gobernara la lista más votada. Esta no es una costumbre Constitucional, en realidad.

Quizás estas declaraciones iban dirigidas a preparar el terreno ante una posible victoria por mayoría simple en el PP, como explicó hace unos días El Nacional.

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3. La 'gamificación'

El uso de los videojuegos cada vez es más frecuente en comunicación política, como publicó El Nacional  hace unos días, en relación con la campaña del PP. Parece que a Podemos alguien le ha preparado un videojuego en el que, a modo de Street Fighter, se combate a la vieja política de PSOE y PP.

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4. 'Retail politics'

El Retail politics es una práctica donde se intenta que el político se acerque a la ciudadanía con el fin de conseguir por medios personales y de contacto directo, su apoyo. Besos a niños, visitar centros de personas mayores, dar la mano por la calle, etc. Son intentos de movilizar a los potenciales votantes desde la comunicación interpersonal y directa.

Parece ser una estrategia de Pedro Sánchez, a quien ya se ha visto paseándose por las calles, interactuando con sus electores.

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5. La escenografía

Algunos asesores en comunicación reconocidos, como Luís Arroyo, ponen énfasis en la escenografía política durante las campañas –y fuera de ellas–. Es decir, en la puesta en escena de las iniciativas políticas y el simbolismo en la construcción de la imagen.

Consciente de que la zona rural solía ser un feudo de votantes de Unió, Josep Antoni Duran i Lleida no ha dudado en rodearse de estos ambientes, con el fin de empatizar con sus electores y materializar sus propuestas sobre agricultura y ganadería.

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6. La identificación

Cuando un ciudadano observa que cierto partido incluye personas de su perfil, se identifica. La técnica es muy habitual en los spots electorales: la gente que acostumbra a aparecer son reflejo de los votantes de la formación.

El PP aplicó esta estrategia con el famoso chico hipster, para captar a los jóvenes, a la par que levantó burlas entre los cibernautas.

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6. Humor

Dicen que "los tristes no ganan elecciones". Precisamente, Ciudadanos aprovecha cualquier ataque con el fin de copar el espectro mediático y darle la vuelta. La última vez fue hace un par de semanas, cuando un candidato del PP, el secretario general en Galapagar, Ángel Camacho, dijo que Begoña Villacís, la concejala de C's en el Ayuntamiento de Madrid estaba “fondona” y que “se había comido una fábrica de pasteles”, en alusión a su imagen.

Con el hashtag #YoTambiénEstoyFondona, los miembros del partido emprendieron una ofensiva para devolverle el golpe con humor, –cómo se explicó en El Nacional–.

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8. El partido

Si el candidato no es el principal activo, se recurre a potenciar las siglas partido. Teniendo en cuenta que los sondeos y algunos análisis prevén cierta debacle para Ferraz –donde Sánchez tampoco es un activo fuerte de los socialistas– en el PSOE han optado por reivindicar su legado en los carteles.

Sin embargo, se obvia que fueron los propios socialistas quienes dieron apoyo al PP en 2011 para reformar la Constitución y limitar el techo de déficit –de modo que el Estado no se pueda endeudar por encima de un umbral–.

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9. La comida

La naturalidad de la hora de comer y la familiaridad de compartir algún ágape también ha empujado a algunos políticos a dejarse fotografiar en esta situación. Ejemplos de ello son Pablo Iglesias y Xavier Domènech.

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10. Los juegos de palabras

Las buenas consignas permanecen en la mente de los ciudadanos durante un tiempo. De ese modo, parece que el PP ha reversionado el clásico y burlesco ZP de José Luís Rodríguez Zapatero, denominando a Sánchez el nuevo ZetaPedro.

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11. La campaña negativa

Como explicaba El Nacional hace unos días, los de Rajoy han hecho uso de la llamada campaña negativa. Es decir, atacar las "vergüenzas" del adversario para desestabilizar su imagen. La última vez fue con el programa del PSOE, que parece que contiene algunas medidas ya aprobadas por el PP.

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12. Imaginación al poder

Cuando no hay explicación plausible, se puede innovar en la respuesta. Lo hizo Soraya Sáenz de Santamaría al ser preguntada, casi por sorpresa, por qué no asistía Rajoy al debate del lunes 7 de diciembre. Ella contestó que el PP es un "equipo" y el presidente se había quedado trabajando en casa.

Una acción parecida pasó con la justificación de por qué Rajoy sólo quería hacer un cara a cara con Sánchez. La respuesta fue harto complicada.

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Parece que la democracia siempre supera a la memecracia, y no hay que utilizar ni el photoshop, ni el paint, para encontrar estampas peculiares entre las acciones de los políticos. Quizás, sólo hay que darles dos semanas de campaña de vez en cuando.