Una anécdota que indica cómo está todo. En la agenda oficial de la semana de Pedro Sánchez que ha difundido La Moncloa, aparece una cita el jueves: la asistencia a la tercera jornada del debate de investidura en el Congreso de los Diputados. El entorno del presidente en funciones ya tiene asumido que no será investido en primera votación el martes, donde necesitaría de la mayoría absoluta de la cámara baja española. Se lo juega todo a la segunda votación, donde tendrá que atar más que no. Los tendrá que atar porque todavía no tiene del todo atados ni los apoyos de Unidas Podemos ni la participación activa o pasiva de los independentistas catalanes y vascos. Los dos elementos son imprescindibles para culminar con éxito el pleno que empieza este mismo lunes con su intervención ante el parlamento, casi tres meses después de las elecciones generales y un mes después de que al rey Felipe VI lo propusiera como candidato. A las 12 horas empieza la función.

La renuncia de Pablo Iglesias lo ha desencallado y acelerado todo. Después de semanas de estancamiento, ahora los equipos negociadores del PSOE y Unidas Podemos, encabezados por Carmen Calvo y Adriana Lastra y por Pablo Echenique e Irene Montero, trabajan a contrarreloj para tener el primer gobierno de coalición de la historia contemporánea de España. Con máxima discreción, fuentes de las dos formaciones confirman que ha habido negociaciones "todo el fin de semana". Prácticamente no se han levantado de la silla en todo el domingo. Quieren sellar el entendimiento en las próximas horas, sabiendo que juegan la prórroga. Sobre la mesa, el reparto del Consejo de Ministros. Los de Iglesias renuncian a carteras "de Estado", como Interior, Exteriores o Justicia, pero quieren cinco en un gobierno de quince. "Proporcional a los votos", insisten. Aparte de Montero y Echenique, también aparecen nombres en las quinielas como Rafa Mayoral, Alberto GarzónJaume Asens o incluso Xavier Domènech, entre otros.

Las conversaciones llegan in extremis, y no sólo basta con Podemos. Esta vez no se verá la imagen de los presos políticos en los escaños del Congreso, después de ser suspendidos por la Mesa, pero su concurso, ya sea activo o pasivo, será imprescindible para que acabe fructificando el gobierno de izquierdas. Los partidos independentistas se encuentran en pleno debate sobre qué tienen que pronunciar, y escucharán con atención el discurso que pronuncie Sánchez ante el hemiciclo. Hoy por hoy, ERC se decanta más hacia "no bloquear" --que se podría traducir en una abstención-- y JxCat por el no. Con los republicanos y EH Bildu, que votarán en sintonía, el PSOE y Unidas Podemos tienen suficiente para conformar gobierno. Previsiblemente los independentistas intervendrán el martes delante la cámara.

¿Cómo será el discurso de Sánchez este lunes? "Como se espera, será un discurso progresista y de izquierdas", aseguran fuentes de Moncloa. Apelará a las "transformaciones" que necesita España: crecimiento económico con justicia social, empleo y pensiones dignas, lucha contra la desigualdad, feminismo, emergencia climática, revolución tecnológica, Unión Europea... Y alguna mención tendrá que hacer al conflicto político catalán, estando en manos de los partidos independentistas la viabilidad de la votación del jueves. "Pedro Sánchez pronunciará un discurso de altura dirigido a una amplia mayoría desde la óptica progresista", aseguran desde su entorno.

Durante las anteriores semanas, Sánchez insistió en no dejar para septiembre, como los malos alumnos, lo que se podía hacer en julio. Ahora se ha encontrado haciendo los deberes a última hora, antes de someterse al examen del Congreso.

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Foto: ACN

Así funcionará el debate

¿Cuál será el funcionamiento de estas tres jornadas? A las 12 del mediodía de este lunes, empezará el pleno con la lectura, por parte de uno de los secretarios de la Mesa, de la propuesta del candidato hecha por el Rey. A continuación, y sin límite de tiempo, el candidato a la investidura expondrá delante de el Congreso su programa político y solicitará la confianza de la cámara. Está previsto que se alargue hasta casi las dos de la tarde. Cuando Sánchez acabe, la sesión se suspenderá para comer hasta las cuatro de la tarde.

Por la tarde empezará el debate con los diferentes grupos, de mayor a menor, con la excepción del PSOE, que será el último. Este será el orden: PP, Ciudadanos, Unidas Podemos, Vox, ERC, PNV y Grupo Mixto (donde hay Junts per Catalunya y Bildu). Los portavoces tendrán 30 minutos y derecho a réplica de 10 minutos. Sánchez puede escoger si responder individualmente —cómo está previsto que haga— o de manera agrupada. La sesión del lunes se cerrará con el grupo que esté interviniendo a las ocho y media de la noche, y se retomará el martes a las nueve de la mañana con los grupos que no hayan intervenido.

Una vez acabado el debate, el martes al mediodía, la presidenta Meritxell Batet fijará la hora de la votación, que será pública y por llamamiento. Si no consigue la mayoría absoluta, la misma candidatura se someterá a votación 48 horas después, el jueves, y bastará con mayoría simple. En este debate, mucho más corto, Sánchez tendrá diez minutos y los grupos parlamentarios cinco minutos.

Los números para ser presidente

Hoy por hoy, Pedro Sánchez sólo tiene atados del todo los votos del PSOE (123), el del Partido Regionalista de Cantabria (1) y el de Compromís (1). Sin embargo, para ser investido en segunda votación el jueves, todavía tendrá que trabajar. Por una parte, tendrá que conseguir el de Unidas Podemos (42) y de los seis parlamentarios del PNV, que ya han descartado el no pero lamentan que los socialistas no se han vuelto a poner en contacto con ellos. "Se equivoca quien dé automáticamente por hecho el apoyo de los seis diputados y diputadas", avisan los jeltzales. Por otra parte, necesitará como mínimo la abstención de los 14 diputados de ERC (serían 15 si Junqueras no estuviera suspendido). En este escenario, el sumaria 173 votos y el no 155. En caso de que todo el independentismo votara en contra, habría empate a 173 y la propuesta decaería. Sánchez es consciente de que, si no saliera adelante ahora en julio, el precio de los independentistas se encarecería más en septiembre con la Diada y la proximidad de la sentencia del 1-O.

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Foto: ACN

¿Y si fracasa?

Si ninguna de las dos votaciones prosperara, se abrirá un periodo de dos meses desde la primera votación (martes) durante el cual se pueden someter a votación nuevas propuestas de candidatos. Si no hubiera una investidura efectiva antes del 23 de septiembre, las Cortes españolas se disolverían automáticamente, y habría nuevas elecciones generales el 10 de noviembre. Hoy por hoy, este escenario ya parece descartado. Si las negociaciones in extremis acaban llegando a buen puerto con el visto bueno del independentismo catalán.