"Menos Franco y más pan blanco", rezaba un lema que comenzó a aparecer a modo de protesta en pintadas en paredes en los primeros años de la dictadura franquista, tras la Guerra Civil. En los años inmediatos de la posguerra, entre 1939 y 1942, murieron más de 200.000 personas por hambre o enfermedades asociadas a la desnutrición. Así lo señala el historiador Miguel Ángel del Arco Blanco, que sostiene que el régimen usó el hambre como un arma de control político de gran "eficacia" durante la posguerra.
Del Arco Blanco, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada, acaba de publicar 'La hambruna Española', una investigación sobre el hambre en los primeros años del régimen de Franco. En su estudio, el historiador señala que el racionamiento fue "un fracaso que no logró alimentar a los españoles" y que se empleó por parte del régimen como "un arma inapelable para construir seres dóciles y disciplinar el comportamiento de la sociedad", señala Del Arco Blanco en declaraciones a EFE.
Sobre el racionamiento, el historiador apunta a que "la corrupción generalizada" en el régimen contribuyó a la extensión de la hambruna al propiciar "un sistema corrupto que controló los alimentos en momentos de necesidad". Según Del Arco Blanco, España vivió aquellos años "en dos planos: el oficial, que nadie cumplía, en el que los precios eran fijados por decreto y, teóricamente, velaban porque todos pudiesen acceder a los alimentos a un precio razonable, y el real, el de los precios astronómicos, disponibles solo si se disponía del suficiente dinero para adquirirlos".
El franquismo, sostiene el historiador, "logró que los estómagos vacíos se convirtiesen en un instrumento de desmovilización política". Es por este motivo que habla de "hambruna política", porque, dice, "las clases bajas, más identificadas con los republicanos, fueron las que más la padecieron; muchos trabajadores, por su significación política, no conseguían trabajo; lo que demuestra que funcionó la victoria y no la reconciliación".
El "mito" del hambre por la devastación
La investigación también rechaza lo que tilda de "mito" en relación a los efectos devastadores de la guerra que el régimen habría usado como argumento para explicar la precariedad vital del país en los primeros años de la dictadura. En este sentido, el historiador señala como contrargumento que "hubo zonas especialmente golpeadas por el hambre, como las provincias de Sevilla, Huelva y Cádiz, donde no hubo guerra".
La hambruna se cebó con la mitad sur del país, especialmente en regiones como Andalucía, Extremadura, Murcia y Castilla-La Mancha, según el historiador, porque "todas las hambrunas se notan más en sociedades polarizadas, donde las diferencias son mayores entre ricos y pobres". Así, contrapone el caso de Galicia, donde una parte mayor de la población poseía al menos un trozo de tierra, mientras que Andalucía era tierra de jornaleros desposeídos.
La autarquía y sus efectos "desastrosos"
Asimismo, la investigación de Del Arco Blanco señala como responsable de la hambruna a la "decisión política" de autarquía —autosuficiencia económica del país— que trató de implantar la dictadura en los años posteriores a la Guerra Civil. "Los resultados de esta arcadia económica fueron desastrosos y están en la raíz última de la hambruna", valora el historiador. Y señala que esta política fue "voluntariamente aceptada y decidida por Franco y sus hombres" pese a que "conocían sus efectos, sabían que la gente moría de hambre y no dieron marcha atrás".
Sin embargo, el historiador admite que las fuentes históricas para determinar la cifra de 200.000 muertes derivadas del hambre son "problemáticas", ya que señala que en la mayoría de los casos se ocultaban los motivos de muerte, no se inscribían así o se achacaban a enfermedades, que en muchos casos también fueron causadas por la desnutrición. Esos algo más de 200.000 fallecimientos corresponden al periodo 1939-1942, y a ellos habría que sumar, según Del Arco Blanco, las muertes por hambre del año 1946, para el que aún "no se dispone de estudios".