El fiscal general del Estado se ha negado a contestar a las acusaciones que piden entre cuatro y seis años de cárcel para él por presunta revelación de secretos de la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Después de quitarse la toga que ha lucido durante todo el juicio en el Tribunal Supremo, Álvaro García Ortiz se ha sentado en el banquillo de los acusados y ha justificado que contestaría solo a las preguntas de su defensa para no avalar la “actuación desleal” de Alberto González Amador durante toda la investigación. “Ha hecho llegar a personas ajenas de la Fiscalía el célebre correo?”, le ha preguntado la teniente fiscal del Supremo, María Ángeles Sánchez Conde, en uno de los dos únicos interrogantes que le ha planteado. “No”, ha contestado él. Más tarde, a preguntas de su abogado, ha argumentado por qué pidió los correos que se intercambiaron el fiscal Julián Salto y el abogado Carlos Neira: “Hay que saber qué está pasando, yo no tenía ni idea que se hubiera un correo. […] Si yo quiero los correos, poco más hay que decir”. “Tomamos la determinación de que hay que defender la actuación absolutamente impecable de los fiscales”, ha añadido.
Una nota de prensa sin "ninguna información que fuera lesiva para nadie"
El fiscal general del Estado también ha defendido la nota de prensa que se publicó el 14 de marzo con el membrete de la Fiscalía Provincial de Madrid, aunque él ha quitado importancia a este detalle. La ha presentado como una "respuesta institucional" de la Fiscalía a una noticia que "pone en cuestión el trabajo" de los fiscales. "Ese el espíritu de la nota", ha defendido. Y ha expuesto cómo decidieron el contenido de la nota: "Cuando el literal de los correos esta revelado a la opinión, es cuando nos disponemos a ponerlos. [...] Teníamos que incorporar solo lo que se refiera al trabajo de los fiscales. Nada más, ninguna información que fuera lesiva para nadie".
Así, por ejemplo, "no se mencionó" el PDF adjunto que había en el correo del 2 de febrero: "Es el elemento mas importante de ponderación, no dar nada que pudiera perjudicar a un tercero", ha reiterado. Y ha revelado que, respecto a la primera versión, se eliminó la referencia a Isabel Díaz Ayuso en el encabezamiento y se quitó la alusión a los "responsables políticos" de la primera línea, que apuntaba a Miguel Ángel Rodríguez: "Queríamos rebajar la sensación que estábamos entrando en una guerra en la que no nos interesaba entrar".
¿Por qué no ha contestado a las acusaciones?
Antes de empezar a contestar las preguntas de su abogado, el fiscal general del Estado ha tomado la palabra para mostrar su "respeto más importante a los perjudicados en el proceso penal" y para argumentar por qué ha decidido no contestar a la acusación particular que ejerce Alberto González Amador y a las cuatro acusaciones populares. "Se han producido circunstancias que me han llevado a pensar que hay una actuación desleal con el tribunal", ha justificado. Y ha mencionado tres elementos relevantes en esa dirección.
En primer lugar, la querella original omitió un "dato fundamental", cosa que provocó que la investigación se dirigiera de forma "unívoca" hacia la Fiscalía, obviando que el correo del 2 de febrero también se envió a la Abogacía del Estado: "Si este dato hubiera figurado en la querella, quizás no estaríamos bien aquí", ha expresado Álvaro García Ortiz. Por otro lado, ha recorado que el correo del fiscal Julián Salto del 12 de marzo se entregó a una "tercera persona ajena al proceso" (el jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez) para que hiciera un "uso político" de él. Y, finalmente, ha lamentado que el hecho de que Alberto González Amador haya renunciado a la responsabilidad subsidiaria del Estad demuestra que "no le interesa el aseguramiento del resarcimiento, sino que solo dirige la acción" contra él, cosa que “distorsiona la figura de perjudicado”.
La "desafección" y "acritud personal" de Almudena Lastra
En otro momento de la declaración, Álvaro García Ortiz ha hablado de Almudena Lastra, la fiscal superior de la Comunidad de Madrid. "Hay una situación de desafección de la señora Lastra tanto con el equipo directivo de la Fiscalía General del Estado como con el que estaba anteriormente. Yo creo que se siente preterida profesionalmente y que esa acritud personal que tiene hacia mi la traslada en cualquier foro judicial o fiscal en el que esté", ha verbalizado. Almudena Lastra intervino en dos de los momentos cruciales de los hechos que se están investigando. Primero, le llamó el 13 de marzo por la noche: "Es la primera vez que me llama desde que soy fiscal general del Estado, y más a mi teléfono personal y más a esas horas. Me manifiesta una inquietud importante sobre un hecho que le acaba de comentar su director de comunicación", ha expuesto. Se refería al bulo que estaba difundiendo Miguel Ángel Rodríguez.
Después, el 14 de marzo por la mañana, ella fue quien, según aseguró cuando declaró como testigo, preguntó al fiscal general del Estado si había filtrado el correo. "Esto ahora no importa", le contestó, según su versión. Sin embargo, el fiscal general del Estado niega los términos de la conversación: "Yo no escuché esas palabras, no puedo decir nada más. Yo dudo que un fiscal de este país se dirija así al fiscal general del Estado. Tampoco es que hubiera una relación de confianza entre la señora Lastra y yo para poderse dirigir a mí en esos términos". "Lo que sí que tengo claro es que a mí me costaba mucho entender como un fiscal de este país recibe seis llamadas del fiscal general del Estado y hay una cosa más importante que hacer", ha añadido. "Que tenga que perseguir a una fiscal y no reciba inmediata contestación... me parece que no había una colaboración", ha remachado.