El Financial Times (FT) propone este domingo en un editorial que los gobiernos español y catalán se sienten a negociar un nuevo encaje sobre la base del Estatuto del 2006, "tan torpemente enmendado por el Tribunal Constitucional". El diario económico británico, en un giro a su actitud hasta ahora, utiliza los argumentos básicos del unionismo y del gobierno español, aunque la conclusión que saca es que hace falta renegociar las relaciones, en la línea de la denominada tercera vía, y conseguir "una versión actualizada de la autonomía".

El diario propone de entrada aceptar como marco mental la "conllevancia" entre Catalunya y España, la idea de Ortega y Gasset según la cual una y otra se tienen que soportar mutuamente porque el problema entre las dos no se puede resolver. Eso dice "la sabiduría de Ortega".

Para el FT, que se celebre un referéndum no es bastante argumento para reclamar un estado. Las razones que da son conocidas: la Constitución española no lo permite, los independentistas no tienen todavía "mayoría social" suficiente, la ley del referéndum "se aparta de las normas democráticas adecuadas para un tema de tal importancia" porque "no establece un umbral mínimo de votos para que el resultado sea válido". Etcétera.

El FT se aparta en este editorial de su línea típica, que explicaba el caso incluyendo también las razones del soberanismo, como el maltrato fiscal a Catalunya, o el menosprecio de la lengua, y recordar al gobierno de Rajoy que la Constitución no es intocable.

De hecho, sus columnistas y los dos corresponsales que se han ocupado del conflicto han sostenido hasta ahora posiciones más abiertas con el soberanismo que el editorial de este domingo. Una muestra es el artículo de David Gardner, jefe de la sección 'Europa', de la semana pasada o el de mediados de julio, donde avisa a Rajoy de que si no negocia rápido perderá la partida. A finales de junio pasado, el FT editó uno especial de 15 páginas donde explicaba el conflicto de arriba abajo, en la misma línea.

En el editorial de hoy, sin embargo, el diario dice algunas cosas que no lo dejan muy bien parado. Al invocar el artículo 2 de la Constitución espanyola no tiene en cuenta que su redacción fue impuesta por "sectores consultados" fuera de la ponencia constitucional, como dejó escrito Jordi Solé Tura, uno de los padres de la Constitución.

Sobre el umbral mínimo de participación, la ley del referèndum aprobada por el Parlament sigue a la Comisión de Venecia, que recomienda no fijar ninguno. En otro punto, por ejemplo, dice que, según la misma ley, "en teoría, una pequeña minoría del electorado podría provocar una declaración de independencia". Es una idea que, además de contradecir el texto de la ley, repugna de hecho a todos los partidos parlamentarios catalanes, independentistas o no.

También es nuevo el argumento que no es comparable la situación de Catalunya con el Quebec ni Escocia, porque celebraron referéndums de secesión "con el consentimiento del gobierno central y en plena conformidad con la ley". Eso no es exacto en el caso del Quebec, en más de que el soberanismo ha buscado un referéndum acordado muchas veces. Con respecto a los estados bálticos, "tenían todo el derecho a declarar la independencia porque Stalin les había robado su condición y libertad". Hace muchos años que casi nadie en Catalunya se compara con el báltico, menos todavía con Stalin.

Para el FT, "sin duda", el objetivo a corto plazo de los separatistas no es proclamar la independencia, "que sería un gesto retórico vacío", sino unas elecciones regionales "con el objetivo de ampliar las filas de la coalición independentista". Se olvida el editorialista de que el presidente Puigdemont puede convocar las elecciones cuando quiera. Quizá no necesitaba un viaje tan largo y accidentado para llegar a otras autonómicas.