Felipe VI ha nombrado un nuevo jefe de la Casa del Rey, lo que en otros tiempos se llamaba valido y hoy es como el director de operaciones de la monarquía. Se llama Camilo Villarino y sustituye a Jaime Alfonsín. Técnicamente, el jefe de la Casa Real dirige e inspecciona todos los servicios que atienden al Rey y mantiene comunicación con los ministerios y altos organismos e instituciones del Estado para los asuntos que afecten a las funciones de la Casa Real. También propone el presupuesto de la cosa y gestiona su administración. Esta noticia abre las portadas de El País y de El Mundo y es el póster de la primera de ABC. Tanto el diario progre como el tabloide monárquico destacan que Alfonsín llevaba treinta años en el real servicio. Son títulos de contenido más bien normal e incluso puede llegar a entenderse que los diarios dinásticos de Madrid se emocionen con este relevo. Sorprende, sí, que lo consideren la noticia más importante del viernes, día en que el encontronazo entre el Gobierno y la nobleza judicial se ha oído hasta en Vladivostok. Ni La Vanguardia, siempre tan sensible a los vaivenes de la monarquía, lo destaca tanto como la trifulca entre el gobierno español y los jueces ídem.

Bien. No es fácil imaginar el momento —ni las razones— en que los directores de esos diarios han decidido ante sus jefes de redacción que la contratación de Camilo Villarino por Felipe VI pasa por delante de las declaraciones de la vicepresidenta española Teresa Ribera sobre el magistrado de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, a quien ha cuestionado como un juez proclive a intervenir en política siempre en la misma dirección —como había dicho, ejem, el Quioscos & Pantallas de este viernes. Ribera aludía a la acusación por terrorismo que el juez imputa a Carles Puigdemont y a Marta Rovira. El Punt Avui lo resume muy bien en un título: "El gobierno de Sánchez se mete en un lío con el juez del caso Tsunami".

Quizás el título principal de El Mundo ayuda a entender por qué Felipe Vi y Villarino y no Ribera y García Castellón mandan en las portadas. "El Rey abre una nueva era antes de la amnistía", según el tabloide ultra. Esto ya es otra cosa. Si estamos hablando de una nueva era, tiene sentido que las portadas de los diarios primen el nuevo fichaje del Rey sobre la crisis institucional entre los poderes del Estado. Es verdad que no es una situación atípica en España y que no merece relieve en primera página. Incluso puede considerarse que es parte del paisaje político, un tipo de costumbre local en un Estado con una relativa cultura democrática. Sería una cosa parecida a las averías en las emisiones de la tele en los años 70 y 80 del siglo pasado. Se decía "es de ellos" para explicarlas y quedarse tranquilo. Dirás que, hombre, un lío como este entre los poderes ejecutivo y judicial no es fácil de ver en los países de la Unión Europea. Sí. Pero tal vez se trata de eso, de que si los diarios hablan del lío en voz baja, los corresponsales extranjeros lo dejarán pasar y en los países del entorno no se darán cuenta de nada.

El País
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El Mundo
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ABC
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La Razón
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La Vanguardia
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El Periódico
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El Punt Avui
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