Ha llegado el día D. Por fin, casi 44 años después de la muerte en la cama, el dictador Francisco Franco será exhumado del Valle de los Caídos, el mausoleo que se hizo construir con esclavos. Superados todos los obstáculos judiciales, y a las puertas de una campaña electoral más incierta de lo que se pensaba, ya está todo a punto. Por eso, el gobierno de Pedro Sánchez ha desplegado un macrodispositivo, que involucra incluso al Ejército del Aire, y que será retransmitido en vivo y en directo por la televisión pública. Aunque la promesa era de hacerlo con discreción, han calculado cada detalle. A las seis de la mañana ya se podrá acreditar la prensa. Moncloa ya ha ha hecho pruebas con los helicópteros para que nada falle. El mundo lo estará mirando: se han acreditado unos 500 profesionales de 150 medios, un tercio internacionales

De hecho, la vía aérea, si el tiempo no juega un mal trago, es el plan A. No sólo habrá un helicóptero, sino que habrá dos para que nada falle. Se trata de los Super Puma del Grupo 54 del Ejército del Aire. Todo lo que pase puertas afuera de la propia basílica y del panteón familiar de Mingorrubio será debidamente retransmitido. De hecho, la retransmisión empezará ya con la llegada de los familiares en el Valle de los Caídos. Una de las grandes imágenes será la salida del féretro a hombros de sus familiares. No se han permitido honores de Estado, como la bandera española sobre el féretro, pero sí que el prior bendiga al muerto.

La previsión es que todo empiece a las diez y media. En función de cómo encuentren los restos del dictador, así como de las condiciones climatológicas, tardará más o menos el traslado. La previsión más optimista del proceso de exhumación es de una hora; la más pesimista, de tres horas. A eso habrá que sumar el traslado, que por aire sería un cuarto de hora y por tierra media hora, y el proceso de inhumación en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio. Ahí tendremos la imagen del coche fúnebre llegando desde un helipuerto próximo y que pasará en medio de las dos zonas reservadas para los medios de comunicación. Los públicos RTVE y EFE podrán acceder todavía más adentro, sin invadir del todo la intimidad, y ofrecerán las imágenes gratuitamente a los medios españoles e internacionales.

El dream-team del fascismo, estrellas invitadas

La referencia de personas que podrán acceder dentro del epicentro de la acción es muy reducida. Aparte de los operarios, habrá 22 familiares de Franco --nietos, cónyuges y bisnietos--, la ministra de Defensa en tanto que notaria mayor del Reino, alguna otra alta autoridad más y el forense. No obstante, hay alguna estrella invitada por la familia que amenizarán la exaltación del dictador. El primero, el polémico prior Cantera del Valle de los Caídos, que no sólo bendecirá el cuerpo sino que cooficiará una misa íntima en el panteón familiar de Mingorrubio. Allí le acompañará el sacerdote Tejero. Es ni más ni menos que el hijo de Antonio Tejero, el golpista condenado por el 23-F después de entrar a tiros en el Congreso de los Diputados.

Un camino repleto de obstáculos

Llegar hasta el día D ha sido de todo menos fácil. Sin ir más lejos, el procedimiento se inició hace más de un año, en agosto del año pasado. Y llegó a ponerse fecha: el pasado 10 de junio. Pero la familia Franco, disconforme con la decisión --quería enterrarlo en la Almudena, en pleno centro de Madrid-- intentó detenerlo a través del Tribunal Supremo, que lo paralizó cautelarmente, y también a través de juzgados de Madrid. No fue hasta el pasado 10 de octubre que el alto tribunal dio luz verde definitiva al Gobierno para proceder con su plan de sacar al dictador del mausoleo. Los magistrados enviaron un mensaje claro al prior del Valle, que amenazaba con no acatar la sentencia: el artículo 118 de la Constitución obliga a todo el mundo a cumplir las sentencias firmes.

Después de Franco, ¿el resto?

Pero en el Valle de los Caídos no sólo están Franco y el falangista José Antonio Primo de Rivera, también en un lugar preeminente. Ahí también hay enterrados miles y miles de republicanos en la mayor fosa común de España y que muchas familias llevan años batallando por intentar exhumar y darles sepultura digna. Algunos no se podrán recuperar nunca, pero otros sí. El decreto del Gobierno, que dice que sólo podrán estar "víctimas de la guerra civil", abre la puerta a otras exhumaciones.