Los aficionados del Barça que este domingo tengan entradas para ver la final de la Copa del Rey contra el Sevilla en el Vicente Calderón deberán ir con cuidado de que no se les haya colado una estelada entre sus pertenencias. El Gobierno español ha decidido prohibirlas en este partido de acuerdo con la interpretación que hace del artículo 66 de la ley del Deporte, que lleva por título "Prohibición de exhibición de símbolos violentos o racistas, armas y material pirotécnico en los espectáculos deportivos".

Así lo ha anunciado hoy la delegada del Gobierno español en Madrid, Concepción Dancausa, después de una reunión conjunta para ultimar el dispositivo de seguridad con la Policía Nacional y Municipal, el Samur, la Casa Real, Presidencia del Gobierno, Real Federación Española de Futbol y FC Barcelona.

Dancausa ha explicado que tampoco podrán entrar al campo otros símbolos no constitucionales "relacionados con xenofobia", aunque cabe recordar que, por ejemplo, las banderas del Barça o de la Sevilla tampoco son constitucionales y sí que estarán permitidas. Lo ha justificado bajo su premisa de que "el deporte en general y el fútbol en particular no tienen que convertirse en escenarios de confrontación política". 

El partido entre Barça y Sevilla contará con 2.500 dispositivos de seguridad entre vigilantes y miembros del Samur y de la Cruz Roja, pero no sólo por ser considerado un partido de alto riesgo, sino también para controlar que nadie lleve una estelada encima.

Nunca se había prohibido, sin embargo...

Esta será la primera vez que se prohíbe formalmente la entrada de esteladas en un partido, pero no ha sido la primera en que una situación similar ha generado polémica.

En la final de la Copa de Rey del 2014 del Barça contra el Madrid en Mestalla, el campo del València, un aficionado culé de Cadaqués llevaba una estelada y no pudo acabar de ver el partido. Cuando a la media parte fue al lavabo, ocho policías lo acosaron y lo golpearon. Él mismo explicó que los agentes le dijeron que "ahora sabrás lo que es bueno, catalán de mierda". Después de darle golpes por todos lados, se lo llevaron a la comisaría esposado dentro de la furgoneta policial.

Pero éste no ha sido el único caso. Meses más tarde, el mismo 2014, un joven badalonés también fue detenido en Zaragoza por exhibir una estelada y una ikurriña en un partido de baloncesto entre el FIATC Joventut de Badalona y el CAI de Zaragoza. 

"Vergonzoso"

Ante la polémica que está generando la cuestión, ya ha habido varias reacciones a la red sobre la prohibición de la estelada. La mayoría tildan la situación de "vergonzosa" y de falta de respeto a la libertad de expresión. 

Uno de ellos ha sido el conseller de Justícia, Carles Mundó, que ha cargado contra el Gobierno español porque "no tiene vergüenza".

El diputado de Junts pel Sí Jordi Sendra ha anunciado en Twitter su intención de llevarla a pesar de la prohibición.

Además, desde que el procés ha visto la luz, en el Camp Nou siempre se escuchan gritos de "independència" acompañados de esteladas en el minuto 17.14. Y sin problema alguno.


Artículo 66. [Prohibición de exhibición de símbolos violentos o racistas, armas y material pirotécnico en los espectáculos deportivos]
1. Queda prohibida la introducción y exhibición en espectáculos deportivos de pancartas, símbolos, emblemas o leyendas que, por su contenido o por las circunstancias en las que se exhiban o utilicen, pueda ser considerado como un acto que incite, fomente o ayude a los comportamientos violentos, xenófobos, racistas o terroristas, o como un acto de manifiesto desprecio deportivo a los participantes en el espectáculo deportivo. Los organizadores de los espectáculos vienen obligados a su retirada inmediata.

2. Queda prohibida la introducción y la tenencia, activación o lanzamiento, en las instalaciones o recintos en los que se celebren o desarrollen espectáculos deportivos, de toda clase de armas o de objetos que pudieran producir los mismos efectos, así como de bengalas, petardos, explosivos o, en general, productos inflamables, fumígenos o corrosivos; impidiéndose la entrada a todas aquellas personas que intenten introducir tales objetos u otros análogos.