Entrevista surrealista al presidente de los negacionistas del catalán en Balears avalados por Felipe VI. Hace dos semanas que saltó la polémica: el Rey otorgó el título "Real" a la Acadèmi de sa Llengo Baléà, un grupúsculo que promueve de manera acientífica unas normas ortográficas para la lengua baléà. A pesar de la controversia, no hubo rectificación y, lejos de esto, la Casa Real hizo pinza con Vox contra la unidad del catalán en las islas. Todo ya era bastante ridículo, pero el diario mallorquín Última Hora ha acabado de desenmascarar la absurdidad que representa la entidad.

El periodista pregunta por la curiosa gramática de la supuesta lengua que defienden en la ahora Reyal Acadèmi de sa Llengo Baléà y el presidente de la entidad, Guillem Matas ("Guiem", según él), sorprende con su respuesta: "Ah, de gramática no entiendo. No se lo puedo explicar. No soy filólogo. (...) Sí que puedo decirle que el balear es una lengua porque tiene sus gramáticas y sus diccionarios, y que se escribe como se habla. Si hago una falta, habrá filólogos que me corrijan". Empezamos bien.

Inventarse la historia

Matas habla de historia (pseudohistoria?) y asegura que se han hecho decenas de gramáticas de mallorquín, menorquín e ibicenco. "Ah, entonces mallorquín, menorquín e ibicenco son también lenguas, diferenciadas del balear", interrumpe al periodista. No, no, que nadie se confunda, que el presidente de los negacionistas dice que "las gramáticas de mallorquín, menorquín e ibicenco están incluidas en la balear". Por el contrario, las del andaluz y el canario "quedan incluidas en la del español". "Pero el mallorquín y el balear no pueden quedar incluidos en el catalán", pregunta el redactor. La respuesta: "No, no pueden".

En su revisión de la historia, Matas considera que "todas las obras de Ramon Llull están escritas en árabe, latín y lemosín". "Más adelante, tanto Antoni Maria Alcover como Francesc de Borja Moll dijeron que el catalán, el valenciano y el balear eran lenguas diferentes. De aquí su diccionario. Mientras tanto, Pompeu Fabra, que no era filólogo, copió la gramática mallorquina para hacer a la catalana a su manera, de laboratorio", se inventa. El periodista, previsiblemente cansado y sorprendido por las tonterías que tiene que oír, pregunta: "¿No le parece que están muy solos en la defensa del balear?". "(...) El único político que lo defiende es Jorge Campos, de Vox", dice.

Casi todo en castellano

Más dudas que se le plantean al presidente de la Reyal Acadèmi de sa Llengo Baléà: ¿cómo es que la gente de las islas entiende TV3 y que puede estudiar en Barcelona sin problemas? "Tenemos muchas palabras comunes, pero no todas. Son lenguas diferentes". Muy bien. Continuamos. Que no se acabe la fiesta. "Bagur, Balaguer, Berga, Calafell, Canet, Cardona, Llofriu, Manresa, Martorell, Montserrat, Vic, Ripoll, Palou, Perelló, Reus, Terrassa, Tous, Vallespir...", son apellidos habituales en el archipiélago y, al mismo tiempo, topónimos catalanes. ¿Cómo se explica? "No hay ninguna relación. Son apellidos que coinciden, pero los topónimos no tienen nada que ver con la lengua. Estos apellidos no justifican que las lenguas sean las mismas". Jaque mate, ¿no?

Por si no teníamos suficiente: ¿cómo es que en los 10.000 kilómetros de distancia que separan México de Argentina se habla la misma lengua, pero no en el pequeño territorio que ocupan los Països Catalans? Es igual que los territorios sean pequeños y estén pegados. Son tres lenguas diferentes". Claro que sí. Y para acabar, ¿cómo es que casi todos sus textos están en castellano si defienden tener una gramática balear? "Tiene que entender que en muchas generaciones lo aprendimos todo en castellano". No hay más preguntas, señoría.

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