Cubo de agua fría para la oficialidad del catalán, cuando faltan apenas dos semanas para que el tema vuelva a aterrizar en la mesa del Consejo de Asuntos Generales de la UE. Dinamarca, que ostenta la presidencia rotatoria de la Unión, ha advertido que no ve cambios en la postura del resto de países con relación a la petición española sobre la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera. El Gobierno había anunciado la decisión de volver a llevar el tema al Consejo de Asuntos Generales del 18 de julio después de que el ministro José Manuel Albarés abordó esta cuestión con su homólogo danés.
No obstante, la ministra danesa de Asuntos Europeos, Marie Bjerre, ha asegurado en declaraciones recogidas por la agencia Efe que "es un tema que ya ha estado en la agenda", que ya se debatió y que respetan si España quiere ponerlo en la agenda de nuevo, pero que no ve cambios entre los Estados miembros en relación al rechazo o el apoyo a la propuesta. "No veo ningún cambio desde la última vez que lo debatimos", ha asegurado, a pesar de subrayar que su gobierno "no obstaculizará la unanimidad y no obstaculizará una decisión".
Fuentes del ministerio de Exteriores aseguraron que Albares había abordado el tema con su homólogo danés y que contaban con su apoyo y colaboración, por lo cual el ejecutivo español decidió llevar el tema a decisión del Consejo de Asuntos Generales del 18 de julio. España ya lo había intentado en la anterior reunión del Consejo, el mes de junio, pero desistió.
La última vez que la propuesta se discutió fue el 27 de mayo, y ante las reticencias expresadas por diferentes países, la presidencia, que entonces ostentaba Polonia, decidió ante la falta da la imprescindible unanimidad aparcar cualquier decisión y seguir debatiendo. Hasta una decena de países habrían pedido más tiempo para estudiar el tema o habrían expresado dudas, entre ellas Alemania, Francia e Italia. Las dudas esenciales ante la petición giran en torno al compromiso de España de asumir el coste de esta medida de forma indefinida y sobre la posibilidad de que un cambio de este tipo obligue a reformar los Tratados de la UE. Entre los países que sí apoyaron la propuesta se encuentra Dinamarca, que este semestre ocupa la presidencia rotatoria, así como Eslovenia, Eslovaquia, Hungría, Bélgica y Portugal.
La oficialidad del catalán en la UE fue una de las exigencias que impuso Junts al PSOE en el acuerdo para votar a favor de la investidura de Pedro Sánchez. En el actual momento de extrema debilidad del ejecutivo del PSOE, el ministerio de Exteriores se ha impuesto impulsar este compromiso, que califican de "irrenunciable e irreversible". "El Gobierno de España no cejará en su empeño hasta lograr su reconocimiento", aseguran fuentes de la diplomacia española.