La noche electoral del 26-J supone el inicio del colapso estratégico de las confluencias entre Podemos e Iniciativa-Esquerra Unida (es decir CSQP, En Comú Podem, Barcelona en Comú, según las elecciones). Los resultados fueron una gran decepción en función de las expectativas de gran victoria que ellos mismos habían alimentado. Perdieron más de 80.000 votos respecto al 20-D que, visto el decenso de la participación, representan sólo un 0,2%. Pero no recuerdo ninguna encuesta que les hubiera pronosticado la más mínima caída y no parece que nadie se lo esperara.

La verdadera derrota de este espacio político (que algunos denominan los comunes y que yo llamaré con las siglas que utilizan en las elecciones de primer nivel) no es haber quedado lejos de sus expectativas electorales. Lo que poco a poco está calando representa un completo colapso estratégico de CSQP, el hundimiento de las bases que sostenían su proyecto político. La trascendencia de este diagnóstico hace que sólo sea evidente a medida que pasan las semanas. Analicémoslo.

Catalunya Sí Que Es Pot (ese nombre que es toda una declaración de intenciones) nace espoleada por la victoria de Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona y las grandes expectativas de Podemos a nivel estatal. En Catalunya aspiraban a ser alternativa a la mayoría independentista que se estaba configurando. Las bases de este proyecto eran, a mi entender, la promesa o expectativa de cambio en España, el hecho de ser la única fuerza capaz de ejercer como bisagra (sumando independentistas y unionistas en defensa del derecho a decidir) y un modelo social y económico claramente alternativo al que han representado los gobiernos de CiU del 2010 en el 2015.

No tiene espacio porque entre la CUP y ERC por un lado y PSC y C's por otro no hay bastantes votos para construir alternativa alguna.

El escenario post 26-J, a la espera de si se forma gobierno o se conovocan unas terceras elecciones, parece haber expuesto la inviabilidad de todo este planteamiento. CSQP se ha quedado sin escenario de cambio en España, sin posibilidad de ser bisagra nacional y su condición de alternativa muy en entredicho. A pesar de que la noche electoral del 26-J En Comú Podem (variante estatal de la confluencia) llamó a construir una alternativa catalana, a día de hoy el nuevo partido que debería surgir de esta confluencia ha quedado casi sin espacio, sin relato y sin estrategia.

No tiene espacio porque todo indica que entre la CUP y ERC por un lado y PSC y C's por otro no hay bastantes votos para construir alternativa alguna. Ganar las elecciones generales en Catalunya no significa nada si ese resultado no te permite gobernar España, en especial si lo haces con menos escaños de los que obtenia CiU cuando quedaba en segundo lugar. El fenómeno del voto dual es de sobra conocido. Baste recordar que el PSC ganó las elecciones españolas durante más de 30 años y no consiguió ganar nunca las catalanas. En todo caso, ya tenemos encuestas que pronostican que tanto si se repite Junts pel Sí como si no, CSQP queda muy lejos para aspirar en ser la primera fuerza política en el Parlamento.

Se están quedando sin relato, porque entre el independentismo mayoritario en Catalunya y los defensores del statu quo mayoritarios en España no hay nada tangible para ofrecer. Durante un tiempo, el referéndum pareció oferta suficiente pero la imposibilidad de que el Estado lo autorice y el hecho de que el gobierno de Catalunya se plantee hacerlo igualmente pondrá a CSQP contra las cuerdas y les enfrentará a un difícil debate interno. Por si eso no fuera lo suficiente, aparece la inminente confrontación de legitimidades entre el Tribunal Constitucional y el Parlament, que incluye la amenaza de inhabilitar a la presidenta a la que ellos dieron cinco votos.

Sin espacio ni relato claros, esperar a que el independentismo implosione por sus contradicciones internas o que choque finalmente contra el muro del inmovilismo no constituye una estrategia digna de tal nombre. Cierto es que si eso sucediera y se convocaran unas elecciones autonómicas sin una estrategia unitaria de los independentistas, CSQP podría irrumpir para intentar llenar el vacío. Sería un golpe de suerte, pero no el resultado de una buena estrategia por parte suya.

Ganar las elecciones generales en Catalunya no significa nada si ese resultado no te permite gobernar España.

La crisis estratégica de CSQP tiene otra derivación: no estaban preparados para el mundo después de Mas y de CDC. Sobre todo no estaban preparados para un mundo en que ellos no fueran la alternativa a Mas y CDC. No habían previsto competir con ERC para ser alternativa. La intelectualidad de ICV siempre ha despreciado a ERC y la idea de que los republicanos, y no ellos, sean el primer partido de izquierdas del país era inconcebible. CSQP vivía mejor contra Mas y ahora resulta que Junqueras es vicepresidente y responsable económico del Govern mientras ERC crece electoralmente. El hecho de no poder seguir ignorando como hasta ahora que ERC existe y que está incluso en mejor situación para ser la alternativa de izquierdas remata el colapso del relato y de la estrategia confluyentes.

Una Catalunya (independiente o autonómica, da igual) articulada mayoritariamente entre demócratas y republicanos es una pesadilla para CSQP. España no cambiará por ahora, ni volverá la añorada Catalunya bipolar entre un soberanismo conservador y una izquierda de obediencia estatal. De repente y sin avisar, ERC aparece en el imaginario de CSQP como un rival/obstáculo en Catalunya. Y no tienen armas para luchar contra ellos, porque sólo podrían hacerlo en el eje nacional y aquí no tienen nada que ofrecer.

CSQP podría adoptar la vía escocesa, consistente en asumir el liderazgo del unionismo desde la izquierda. Pero visto el éxito del Partido Laborista, que ha quedado sin opciones de gobierno en Londres y Edimburgo por muchos años, no parece muy recomendable. Eso sin tener en cuenta que su proyecto consistía en no definirse en el horizonte nacional. Si tienen que hacerlo a marchas forzadas, tienen muchos números para quebrar. En todo caso, sería una estrategia completamente nueva. De aquí viene, creo, todo su desconcierto actual.

PD: Este artículo fue escrito antes de hacerse pública la encuesta del CIS, que pronostica una fuerte bajada en intención de voto hacia En Comú Podem.

Josep Costa (@josepcosta) es profesor asociado de Teoría Política a la UPF.