A medida que se van conociendo detalles cada vez parece más clara la confusión del ministerio de Sanidad, encabezado por Salvador Illa, con los 650.000 tests fallidos para detectar el coronavirus. Incluso los prospectos de las primeras unidades que llegaron a Madrid, unos 8.000, ya dejaban claro que no eran útiles para esta enfermedad. Todo indica que nadie se lo leyó.

Este es el texto que consta en el prospecto, según informa el diario Abc, que ha tenido acceso a uno de los aparatos: "A causa de la limitación del método de detección, el resultado negativo de la prueba de este reactivo no puede excluir la posibilidad de infección. El resultado de este producto no puede ser considerado como un diagnóstico confirmado. En la fase precoz de la infección, el test puede resultar negativo porque el antígeno 2019-nCov todavía no ha aparecido en la muestra", señala cada uno de los aparatos con una claridad meridiana, en inglés.

Sin embargo en el Gobierno parece que nadie se enteró. Y una muestra son estas declaraciones del presidente español, Pedro Sánchez, cuando recibió la primera parte de la partida. "Son tests fiables y homologados", decía mientras lo anunciaba como una gran adquisición.

El desbarajuste se descubrió porque los tests que se hicieron a personas que ya se sabía que tenían el coronavirus dieron también negativo. A partir de aquí fue trascendiendo la polémica poco a poco, hasta que al final el ministro reconoció ayer que había comprado 650.000 aparatos de este tipo. Y que los ha tenido que devolver.

Con la aparición del prospecto queda claro que no eran aparatos defectuosos sino que fue una mala adquisición del ministerio.