Gabriel Rufián solía sorprender en las primeras apariciones ante el Congreso exhibiendo un mapa donde pretendía señalar las diferencias entre las formaciones políticas imperantes en Catalunya y en España. Pero con el pistoletazo de salida a la campaña para las elecciones del 21-D, los partidos españoles se situarán ante el espejo de sus contradicciones. Será precisamente la dualidad entre aquello que da votos en el resto del Estado, pero no en el Parlament, la principal espada de Damocles para los líderes Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera.

El Partido Popular buscará la reivindicación de la intervención de la Generalitat como medida genuina del ejecutivo para poner fin a la crisis soberanista y serrar los pies a la pujanza de Cs en el Estado, por la aplicación del 155. Por eso, el despliegue de la Moncloa será persistente y el candidato y líder del PPC Xavier García Albiol habría pedido la participación del delegado del Gobierno Enric Millo, así como de la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat. Se considerarían pieza clave en la Catalunya interior, ya que la segunda es de Sant Sadurní d'Anoia y el primero mantiene un perfil moderado. Rajoy se movilizará, y se espera de él una implicación que vaya más allá del mitin o el mercado.

El PP reivindicará el 155 para evitar la pujanza de Cs, pero los sondeos le auguran una caída de 4 escaños durante la intervención de la Generalitat

La contradicción emerge, ya que los sondeos dan a los populares una horquilla de 6-7 escaños, precisamente, tras intervenir la Generalitat. Es la cifra más baja que registra el partido, por debajo de los 11 diputados del 2015. En Génova, sin embargo, atribuyen la caída al voto oculto –es decir, al que se avergonzaría de escoger al PP. Por ello, prevén facilitar la tarea a las personas por encima de los 55 años de edad –que registra altas cuotas de voto entre el electorado de los populares y es su media en España– a través de reforzar el mailing electoral. Eso se haría en Santa Coloma de Gramenet y en Castelldefels, según exponían fuentes del PPC en un encuentro informal en Madrid.

El hecho es que para Inés Arrimadas la batalla de PP y Cs en el Congreso por la línea dura "patriota" o "españolista", resultaría perjudicial en su afán de mantener el perfil pactista y moderado en la formación naranja. De hecho, Arrimadas propone dejar atrás los años de proceso y la presunta "división" en la sociedad catalana que habrían avivado, a su parecer, los independentistas por motivos identitarios. El ejemplo es su spot de campaña, donde aparecen voces que hablan indistintamente en catalán o en castellano. Además, la líder del partido catalán busca marcar perfil propio, como se observa en los carteles, donde aparece sola sin Albert Rivera por primera vez en unos comicios.

Rivera quiere continua presencia en campaña, haciendo difícil a Arrimadas ocultar que Cs promovió condecoraciones a los policías de las cargas del 1-O

Si bien, la insistente presencia que Rivera quiere mantener en la campaña podría enturbiar los planes de la candidata y robarle protagonismo. Arrimadas tuvo dificultades para responder a la secretaria general de ERC Marta Rovira en el programa Salvados del domingo por qué Ciudadanos promovió condecoraciones a la Guardia Civil y la Policía de las cargas policiales del 1-O. Incluso, Cs votó en contra de una comisión en el Senado que investigara el suceso, aunque la presidenta de Cs se quejó de la "mala gestión" de la Moncloa al respecto. Lo mismo pasaría con la escuela catalana, que Rivera denuncia, pero en Catalunya solía contar con consenso.

Tampoco lo tendrá fácil el PSC para mantener su posición en medio de los dos bloques –el independentismo y el constitucionalista– después de que Sánchez accediera a dar apoyo al 155 de Rajoy, de la mano de Cs. Ese término medio es el objetivo del primer secretario Miquel Iceta, quien había enarbolado la bandera del "ni DUI, ni 155" y quien aseguró que había intentado hablar con Carles Puigdemont para evitar el choque de trenes con el Estado –antes de que Núria Parlon abandonara la ejecutiva del PSOE por el 155. La voluntad pactista se potenciaría con el acuerdo con Ramon Espadaler, de la extinta Unió, como forma de compromisso historico a la catalana.

Sánchez se abrió al 155 poniendo a Iceta en problemas para amortiguar la medida, ahora que Rajoy ya duda de la reforma de la Constitución

El hecho es que el escaso margen de los socialistas españoles en la línea intermedia del PSC podría desbaratar los planes de Iceta. Eso pasa en un momento en que Mariano Rajoy exhibe dudas sobre la reforma de la Constitución –que presuntamente era el intercambio al que habrían llegado PP y PSOE para el 155, visto en Ferraz como una acción "de Estado". Del mismo modo, habría caído en saco roto el intento de una reforma federal de la financiación, o de una hacienda propia, como pedía Iceta la semana anterior, frente a barones como la andaluza Susana Díaz, o el castellanomanchego Emiliano García-Page, contrarios a todo rasgo diferencial entre territorios.

Así las cosas, En Comú Podem amortiguará un escenario hostil como consecuencia de los 9 diputados que le vaticina el CIS, algo que contrasta con sus 14 escaños en el Parlamento español. Eso podría ser fruto de que Xavier Domènech busque acercarse a las tesis del PSC sobre mantenerse neutral en medio de los bloques –a pesar de que esté libre de la aplicación del 155. La cuestión es que los comunes quieren potenciar el ser la llave de la gobernabilidad ante las múltiples alianzas que emergen tras el 21-D, como es un posible tripartito con ERC y el PSC, al par que volver a la pantalla del derecho a decidir, por sus alianzas con Podemos.

Domènech quiere ser el término medio entre bloques, mientras Iglesias acusa al independentismo de haber despertado el "fascismo" en España

Si bien, Pablo Iglesias habría hecho un flaco favor a Domènech a raíz de la acusación al independentismo este domingo sobre haber contribuido a despertar el "fascismo" en España y en Catalunya. Eso pasaría en el marco de la llamada equidistancia, justo después de haber presentado un recurso al 155 ante el Tribunal Constitucional la semana anterior. No en vano, el apoyo a la causa catalana estaría restando intención de voto a Podemos en España, ante una de las más importantes crisis de Estado. Un hecho que la diputada Carolina Bescansa ya advirtió a Iglesias cuando le dijo que no solamente tenían que dar proyecto al independentismo; también a España.