La situación en Vox, dentro y fuera del partido, sigue sin ser la ideal. Las bases del partido de ultraderecha en varios territorios están iniciando un movimiento contra el líder del partido, Santiago Abascal, y su núcleo más duro. La salida de la diputada Clara Toscano, parece que es una muestra más de la revuelta interna que se está tejiendo en Vox desde hace meses, y que no solo la protagonizan cargos electos con representación en las instituciones, sino también los militantes de base, muy decepcionados ante la deriva del partido. Según señala El Mundo, la marcha de Toscano —mano derecha de Javier Ortega Smith en el Ayuntamiento de Madrid—, así como la de Iván Espinosa de los Monteros, en el mes de agosto, y antes las de Macarena Olona o Víctor Sánchez del Real, tienen una causa común: el desacuerdo con Abascal y el núcleo duro que lo rodea, entre ellos, Jorge Buxadé. Para intentar frenar el auge de esta corriente crítica, Abascal ha convocado una asamblea general para el 27 de enero.

Voces críticas contra Santiago Abascal

Santiago Abascal siempre había sido una figura intocable en el interior de Vox, parece que esta situación podría estar cambiando, según señala una fuente a El Mundo "cada vez se oyen voces más críticas desde las bases y en cargos de los territorios, sobre todo entre concejales sorprendidos y asustados por la deriva del partido". De momento, nadie se ha erigido en figura visible del movimiento crítico contra Abascal, pero existen movimientos de última hora, que, incluso, contemplan la idea de organizar una alternativa al liderazgo de Abascal. El nombre de Ortega Smith, vicepresidente del partido, y uno de los miembros que tenía más peso durante los primeros años de Vox, pero que en los últimos tiempos ha sido apartado por el nuevo núcleo fuerte de Abascal, podría ser uno de los escogidos por los críticos para liderar la candidatura alternativa al actual líder. Sin embargo, según fuentes del partido, parece que él duda en erigirse en competidor de Abascal.

Las voces críticas también cargan contra la convocatoria de la asamblea general a finales de enero, ya que la consideran de "dudosa legalidad". En este sentido, denuncian que, a pesar de que los convocantes defienden que es para fortalecerse para hacer frente a los enemigos de España, la realidad es que buscan "fortalecer a los que tienen el poder del partido para consolidar a Vox como estructura a su servicio, en definitiva, un golpe de mano a la venezolana", según apunta un manifiesto que se difundió el jueves y que ha circulado como la pólvora entre las bases del partido. El círculo más próximo a Abascal, denominado por los críticos como "el búnker", cogió las riendas de Vox después de las elecciones del 28-M, con Buxadé como figura más influyente. Dentro de este grupo más próximo a Abascal, también se encuentran Kiko Méndez-Monasterio, Gabriel Ariza e Ignacio Hoces.

Democracia interna, inexistente en Vox

El Manifiesto Pro Congreso Refundacional de Vox, título que tiene el escrito crítico, denuncia que no existe democracia interna en el partido, y que la organización "no prevé órganos para canalizarla". Además, señala que existen dudas públicas "sobre el destino de los fondos económicos del partido" que no están aclaradas, y también apuntan a que "la libertad de opinión no existe y es perseguida", lo que provoca la imposibilidad de realizar "ningún análisis ni que exista libertad de iniciativa".

En este escrito, los cargos públicos de varias provincias aseguran que se sienten menospreciados y reclaman cambios sustanciales en el seno de la formación. Critican que "cualquier opinión personal es reprimida o reprendida", y además, apuntan a que existe un fuerte control sobre las redes sociales personales "con exigencias y prevenciones". En esta línea, también reprochan el abandono de la dirección a los cargos electos de provincias, y que su única misión sea la "de obedecer órdenes de Madrid y callar". Precisamente, por estas cuestiones consideran que existe una línea ascendente de desarraigo de los españoles y "descendiente en las expectativas políticas de Vox", como resultado "del abandono de los principios contemplados en el manifiesto fundacional", a lo que además, según recalcan, hay que añadir "la marcha voluntaria o forzada de personas de gran talla política, el enroque de la dirección nacional, el nuevo talante basto y antipático, el apoyo a la algarada y la negativa a todo sistemáticamente sin plantear alternativas". Con todo, el manifiesto aboga por dotar al partido de "estatutos que garanticen su funcionamiento democrático y una estructura orgánica que permita la participación activa de los militantes, de acuerdo con la realidad territorial y competencial".