"Aquí no ha habido rebelión, ni sedición, ni malversación". Con esta contundencia se ha presentado el vicepresidente Pere Aragonès este miércoles en el Tribunal Supremo, donde finaliza el juicio en el procés. Es por eso que ha advertido que, si la sentencia acaba siendo condenatoria, seguirá la batalla en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Se ha mostrado convencido de que allí sí que conseguirán una sentencia justa.

"Seguiremos nuestra batalla en los tribunales de derechos humanos. Lo batallaremos y nos acabarán dando la razón", ha avanzado el dirigente republicano situándose en un escenario de sentencia condenatoria. A pesar de todo, ha reclamado la "libre absolución de todos los encausados", no sólo en el Tribunal Supremo, y la "inmediata puesta en libertad" de los presos políticos.

En este sentido, el vicepresidente del Govern ha denunciado que los dirigentes independentistas hace más de 600 días que están privados de libertad, "una prisión preventiva que es un cumplimiento anticipado de una pena que ya parece que está decidida". Aragonès también ha criticado el "relato artificial de la Fiscalía y la extrema derecha", que "persiguen objetivos políticos": la "criminalización" del independentismo.

"Aquí no hay delitos; hay convicciones, determinación y un mandato democrático que nuestros compañeros tiraron adelante y con el que se habían comprometido ante la ciudadanía", ha defendido Pere Aragonès.