Diez días después de las elecciones del 14 de febrero, Esquerra Republicana ha intensificado la agenda de contactos para conseguir cerrar los apoyos para la investidura de Pere Aragonès. Mientras eso no llega, el todavía vicepresident en funciones ejerce como máxima autoridad del país. Este miércoles, coincidiendo con el primer aniversario de la llegada de la Covid a Catalunya, se ha mostrado escéptico con el anuncio de Pedro Sánchez de una inyección de 11.000 millones de euros para pymes y autónomos: "Ya era hora, pero tenemos que ver el detalle, la letra pequeña".

Este jueves hará un año exacto que el Hospital Clínic detectó el primer caso de coronavirus en Catalunya. Desde este centro, Aragonès ha lamentado que la nueva ayuda prometida por Sánchez llega tarde y ha recordado que "es muy importante la letra pequeña, porque ya ha habido muchos anuncios que cuando se han ido a concretar no han resultado útiles".

Sobre las negociaciones para hacer Govern, el candidato de ERC ha hecho un llamamiento a la responsabilidad del resto de fuerzas políticas porque Catalunya se encuentra "ante una situación muy complicada", con una crisis económica, social y emocional que sólo se puede superar, ha dicho, "conjuntamente".

"Hago un llamamiento a la responsabilidad que nos dieron las urnas; tenemos que estar a la altura", ha advertido. Y preguntado por la posibilidad de que no sea posible un acuerdo para la investidura, lo ha descartado. "No contemplo ningún escenario de repetición electoral", ha manifestado. En este sentido ha llamado a "cumplir el encargo" que los ciudadanos han dado a los dirigentes políticos en las urnas. "Por mí no quedará", ha prometido.

 

Negociaciones a fuego lento

La noche de las elecciones, Aragonès anunció su voluntad de imprimir velocidad a las negociaciones. Sin embargo, como era obvio, estas están siendo más lentas de lo que ERC querría. Hay hasta cuatro actores implicados. Y combinar bien los ingredientes comporta tener que cocer el pacto a fuego lento.

Los contactos se están haciendo por separado con cada uno de los partidos implicados, Junts, la CUP y los comunes, con reuniones individualizadas. El comité negociador de los republicanos ha completado ya la primera ronda de contactos con todos ellos y ha empezado ya una segunda fase con anticapitalistas y junteros.

Con cada uno de ellos se adelanta en paralelo. Así, por ejemplo, con la CUP se ha acordado un plan de choque para revisar de arriba a abajo el cuerpo de Mossos d'Esquadra, con Junts se ha coincidido en la necesidad de coordinar la hoja de ruta hacia la República y con los comunes ha habido acercamiento sobre todo en las políticas sociales.

Lo más complicado será poder casar a los tres partidos interpelados. Junts y los comunes insisten en los vetos cruzados, mientras que la CUP pone como condición la dimisión del conseller de Interior.