Con la resaca del primer gran choque entre los socios de gobierno palpable en el ambiente, president y vicepresident se han sentado de lado en sus respectivos escaños, ahora ya sin mampara de aislamiento anti-Covid. Pere Aragonès ha tenido que enfrentarse al enojo de la CUP porque el Govern no ha plantado al Rey. "No se puede defender la amnistía y la autodeterminación y sentarse en la mesa con el Rey", ha exclamado el diputado anticapitalista Carles Riera, que ha preguntado a Aragonès "qué hace el gobierno sentado en la misma mesa que el monarca", durante la inauguración de la reunión anual del Cercle d'Economia.

Tras un tira y afloja entre ERC y Junts —Puigneró declinó la petición de Aragonès de sustituir su presencia en la cena del Cercle—, el equipo del president optó por no dejar la silla vacía. La consellera Vilagrà compartirá comida con Felipe VI y, antes, el propio Aragonès coincidirá con él en una recepción con empresarios coreanos. Cuestionado también por su participación la semana pasada en el acto organizado por Foment del Treball con Pedro Sánchez, el president ha dejado clara su intención de estar "ante todos los foros", porque no tiene "ningún problema en ir con quien se encuentra política e institucionalmente a las antípodas del proyecto republicano e independentista": "Siempre defenderemos la amnistía y la autodeterminación, no tendré ningún problema en ir a defender el proyecto porque tengo confianza en nuestras convicciones", ha rematado.

"Malas amistades"

La respuesta no ha convencido a la CUP, que le ha advertido que "con estas malas amistades se están equivocando de bando". Lo dicen tanto por el rey como por el "cortejo con especuladores" y los "apretones de manos con los oligopolios". Aragonès lo ha querido tranquilizar. "No rebajaremos ni un gramo nuestro programa", aunque esté "en ámbitos en que la ideología de las personas que participen esté muy alejada".

Más tarde, aprovechando una pregunta del jefe de filas de Vox en el Parlament, que le ha preguntado hasta dónde está dispuesto a llegar para mantenerse en el poder, Aragonès ha sido contundente. "Estamos dispuestos a ir hasta el final". A partir de aquí, la conversación con Ignacio Garriga ha ido precipitándose por el abismo de los improperios proferidos por la ultraderecha y ha acabado con toques de atención de la presidenta del Parlament y con Cs intentando meter baza sin éxito.

"El gobierno de la vergüenza"

Al margen de las relaciones institucionales con la casa real, el otro asunto que ha marcado la sesión de control es el recurso del Gobierno contra la ley catalana de regulación del precio de los alquileres. Junts per Catalunya ha aprovechado el ataque a la norma por parte de la Moncloa para poner a Aragonès sobre aviso. "Algunos ya éramos escépticos desde el principio, el tiempo nos da la razón, el PSOE y Podemos actúan como el PP", ha lamentado Albert Batet, que ha calificado al ejecutivo de Pedro Sánchez como "el gobierno con menos vergüenza de la historia".

"La decisión del gobierno ha sido injusta, es una nueva injerencia desde el punto de vista competencial, contradictoria con sus compromisos y absolutamente inoportuna," ha sentenciado Aragonès, que ha indicado que el hecho de que Moncloa "no haya solicitado la suspensión, no le quita gravedad", aunque ha reconocido que "da un margen de tiempo" para reaccionar.

En la imagen principal, Aragonès y Puigneró en el hemiciclo. / ACN