Si el éxito de una propuesta o de una idea política se mide por su presencia en las portadas impresas, el acuerdo de claridad del Govern no sale bien parado. El Punt Avui lo llama "Vía Aragonès", que es más corto que el nombre que ha escogido el mismo Govern. Quizás el concepto tendrá suerte. De momento, va mejor para titular, que no es poco. Ara también le da buena promoción, pero no el título principal. La Vanguardia y El Periódico lo destierran a la columna de nunca jamás con poco entusiasmo. El diario de los Godó titula con picardía: usa la palabra "procés" y el concepto "propuesta catalana de referéndum", como para remarcar la bromita y dar la impresión de que los relojes se han atrasado hasta 2006, quizás para suscitar comentarios en la línea de la rueda del hámster, el eterno retorno o la misma metempsicosis, una antigua doctrina basada en la idea de que algunos elementos psíquicos pasan de un cuerpo a otro tras la muerte —a veces se confunde con conceptos vecinos como la reencarnación o la transmigración. En los diarios de Barcelona, la propuesta no ha hecho mucha fortuna mediática.

En la prensa de Madrid aún menos. ABC le da bola a toda portada al acuerdo de claridad, pero lo explica sin matices —lo llama "plan para la celebración de un referéndum"— y lo describe en términos entre apocalípticos y aguerridos cómo "Aragonès redobla el pulso a Sánchez" o bien "tensiona la relación con sus socios" (alude al PSOE), que es una manera muy de la derecha española de dramatizar y añadir épica a realidades administrativas y vulgares de la política o de lo que sea. En fin, que regala espacio a la propuesta del Govern porque piensan que hace daño al gobierno español, no porque sea viable o inviable. El resto de los diarios de la capital del Reino de España no dicen palabra, seguramente porque esta película ya la han visto o porque las propuestas catalanas de marcharse de España o fijar unas reglas del juego levantan un interés proporcional al respeto que provocan.

El Mundo dice que la enfermera del hospital de la Vall d'Hebron que escarnecía públicamente a la lengua catalana sufrió 50 minutos "de interrogatorio policial" como "presunta inculpada". Pone entre comillas ambas expresiones para hacer ver que no es cosa del diario sino de otro alguien —presumiblemente de la enfermera, una de las más de 600 fichadas a finales de 2021 por hospitales públicos catalanes saltándose los requisitos. El fanatismo anticatalán de ese diario es maravilloso, por cómico. Pero no te rías mucho porque estas fabricaciones y mentiras hipócritas y victimistas corren y no son pocos ni burros los que se las creen. Este lunes, el mismo Juan Luis Cebrián, primer director de El País, escribía en una pieza: "[...] la gestión de la Generalitat [...] promueve un nacionalismo lingüístico excluyente. La no aceptación del castellano como lengua vehicular en la educación (¡no digamos la prohibición de que los alumnos hablen en español en el recreo!), evoca las políticas del franquismo...". Pensarás que el hombre se ha hecho mayor pero es que es una bola parecida a la que Pablo Casado, efímero presidente del PP, defendió ante un juez. No rías mucho.

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