Uno de los proyectos que hizo desencallar la negociación de los presupuestos de la Generalitat para el 2023 fue el impulso de la Ronda Nord (Quart Cinturó), un proyecto de infraestructura gestado ya hace muchos años, que estaba en el congelador y que ahora, a rebufo de los intercambios políticos, ha salido. De este proyecto utilizado como moneda de cambio, junto con la ampliación del aeropuerto y el macrocasino Hard Rock junto a Port Aventura, hablé en su día en este artículo. Hoy me ha parecido oportuno referirme al del Quart Cinturó por lo que representa de dar un paso más en el escalado de consumir territorio en el Vallès Occidental, una comarca donde a lo largo de mi vida profesional he visto nacer y expandirse un sin fin de polígonos industriales, parques comerciales, zonas residenciales (incluidas infinitas urbanizaciones), infraestructuras, parques logísticos, etc... que lo han transformado drásticamente.

El Vallès sufre la presión urbanística de la comarca del Barcelonès (que incluye Barcelona, L'Hospitalet, Sant Adrià, Badalona y Santa Coloma de Gramenet), que es una parte del país completamente saturada y que se esparce a la manera de una mancha de aceite difícil de parar por las comarcas de los alrededores (Baix Llobregat, los dos Vallès y el Maresme). Esta presión, por cierto, se añade a la dinámica económica y social que estas ya tenían por ellas mismas, provocando un efecto acumulativo.

Veamos primero, en datos territoriales el Barcelonès y después el Vallès Occidental, con Sabadell y Terrassa como ciudades de cabecera. En el Barcelonès viven 2,3 millones de habitantes, en una superficie de 146 km2, eso es una densidad de unos 15.600 habitantes por km2 (243 al conjunto de Catalunya). Dos de sus ciudades, L'Hospitalet y Barcelona, son la segunda y la cuarta más densas de toda Europa. El suelo urbano de la comarca representa el 80% de la superficie total, el urbanizable el 1,4% y el no urbanizable, el resto. O sea, comarca saturada, por no decir hipersaturada.

El Vallès sufre la presión urbanística de la comarca del Barcelonès, que es una parte del país completamente saturada y que se esparce a la manera de una mancha de aceite difícil de parar por las comarcas de los alrededores

Vamos al Vallès Occidental. Esta comarca tiene una superficie de 583 km2, de los cuales actualmente el suelo urbano representa el 26%, el suelo urbanizable el 4,4% y no urbanizable el 66%. La densidad de población es de 1.600 habitantes por km2 (6,5 veces la densidad del conjunto del país). Uno puede creer que, comparado con los valores del Barcelonès, este Vallès tiene recorrido para seguir creciendo urbanísticamente, y es cierto. Pero no sé si este es el modelo de país que necesitamos porque, llevado al límite, querría decir que toda Catalunya podría llegar a ser una gran Barcelona, y eso me imagino que nadie lo querría.

Más bien me imagino que muchos lectores que conocen el Vallès pueden pensar que se ha ido demasiado lejos en materia urbanística. Estos son algunos valores y la posición relativa de la comarca en variables urbanas críticas con respecto al conjunto de Catalunya:

  • El Vallès es la comarca catalana con más suelo urbano (15.400 hectáreas, por encima del Barcelonès, que tiene 11.700 y del Vallès Oriental, que tiene 10.700).
  • Se la segunda comarca de Catalunya en reserva de suelo urbanizable (4.400 ha, un poco por debajo del Baix Llobregat, que tiene 5.200), que es la antesala del suelo urbano.
  • Es la primera comarca en suelo urbano residencial (también 5.200 ha) y la primera en suelo urbano destinado a actividad económica (naves industriales, logísticas, centros comerciales, etc...) (2.600 ha).
  • Es la primera comarca en superficie destinada a sistemas (redes viales, equipamientos, parques, jardines, escuelas, etc...) (18.000 ha, por encima de las 17.600 del Baix Llobregat y las 9.800 del Barcelonès).
  • Es la primera comarca en suelo destinado a comunicaciones viarias (4.300 ha) y la segunda en suelo destinado al ferrocarril (280 ha).
  • Es la segunda comarca en tejidos residenciales nuevos (4.200 ha), después del Vallès Oriental (4.300 ha), y en tejidos residenciales antiguos (1.000 ha), después del Barcelonès.

Urbanísticamente estamos, por lo tanto, ante de una comarca líder, muy activa, por no decir desbocada, y con recorrido a la vista para acentuar el crecimiento si ayuntamientos y Generalitat sigue propiciándolo (aquí no se puede culpar al gobierno de Madrid).

El Vallès va camino de ser irreconocible con respecto a pongamos 50 años atrás y lejos de la descripción de patria pequeña que hacía Joan Oliver (Pere Quart) en sus coplas del exilio cuando decía "En ma terra del Vallès, tres turons fan una serra, quatre pins un bosc espès, cinc quarteres massa terra, com el Vallès no hi ha res". Todo parece indicar que, al paso que marca la inercia y no muy lejos en el tiempo, de aquel Vallès no quedará nada.