“No estoy segura de que ya se hayan inventado las mujeres mayores, pero merece la pena intentarlo.”
Ursula K. Le Guin

No saben cómo estoy gozando lo de las Luisas. Luisa es un nombre germánico que significa guerrera ilustre. ¿A que es bonito? Escribo hoy para encorajinar a las ilustres guerreras del Tribunal Constitucional, que sepan que no están solas en la batalla, que muchas les apoyamos con corazón de amazonas.

Les resumo la acción, a ver si me sale un poco mejor que en las contras de los libros, que lees lo que ha escrito la mercadotecnia y es capaz de quitarte las ganas de adentrarte en una obra maestra. La cuestión es que Luisa Segoviano, magistrada del Tribunal Constitucional (TC) por unanimidad del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), es quien tiene la llave del nombramiento de presidente. Una guerrera tiene la llave, ¡bien! La otra cuestión es que Luisa Balaguer, vicepresidenta actual, se niega por sus puñetas de encaje y sus ovarios toreros a aceptar las presiones que le están ejerciendo desde la mismísima izquierda para que retire su candidatura, se achante y vote al preferido del Gobierno, el mismísimo Cándido. No les pongo el apellido porque en Madrid no hay otro Cándido que él, el inefable Conde-Pumpido. Bueno, hay otro que es su hijo, pero como si no.

No les niego que siempre ha habido truco o trato en esta historia, solo que antes se hacía de tapadillo, y ahora, en este mundo pornográfico y sin secretos, nos lo dicen a la cara

El Gobierno, ni este ni otro, no tiene absolutamente nada que decir respecto al nombramiento ni del presidente del TC ni del CGPJ. Eso es lo que dice la ley. Son los miembros de ambos órganos los que eligen un primus inter pares. No les niego que siempre ha habido truco o trato en esta historia, solo que antes se hacía de tapadillo, y ahora, en este mundo pornográfico y sin secretos, nos lo dicen a la cara: el Gobierno quiere sacar a C-P. Así que querían unos nuevos miembros del TC que no solo fueran de sesgo progresista, que tocaba, sino que además fueran los adecuados para aupar a su candidato. Perversión. Una perversión común en los partidos políticos, así que todos lo consideran parafilia del poder.

Ahí es donde llega Luisa Balaguer y donde pesa Luisa Segoviano (les quito el María porque presupongo que, como a mí, se lo pusieron porque con Franco era casi de obligada imposición). Las dos, guerreras ilustres. Las dos, en la séptima década. Las dos, de vuelta de pelear como mujeres los privilegios que los hombres se empeñan en conservar. Las dos más allá de la teoría, las dos vividas, las dos señoras mayores (viejas, si quieren), listas e independientes. Una esperanza para pelear por el poder como mujeres; el poder cuando no es una concesión de los machos, sino una pelea real por hacerse con él como mujeres libres, independientes y con experiencia. Más allá del sesgo ideológico, es el sesgo de las Luisas el que me apasiona, por ver si son capaces de sentar cátedra, de demostrar como pioneras que, sobre todo a cierta edad, las mujeres somos libres para pelearles el poder a los machos poderosos, incluso contra su voluntad.

Las mujeres liberadas de la presión del deseo del macho, de la presión social sobre la hembra, de la presión del futuro, de la carga de la familia y del hogar, del deseo de más cargos y más prebendas, son las que con sus santos ovarios pueden sentar una esperanza de sensata independencia

Verán que les están buscando las vueltas y sacando a relucir sus declaraciones: que si soy marxista (Balaguer), que si lo de la consulta catalana es complejo y hay que estudiarlo (Segoviano). Creo que ahora toca acusarlas de proindependentistas para neutralizarlas. Insinúan los más fachas que con ellas peligra la sacrosanta unidad. ¿Y qué pasa si piensan así? Son señoras dueñas de su voluntad, y eso es glorioso. No se crean toda esa propaganda sobre la muerte en vida que trae la menopausia, ni lo de las mujeres invisibilizadas, ni el ostracismo al que asoman las mujeres mayores. Es al revés. Las mujeres liberadas de la presión del deseo del macho, de la presión social sobre la hembra, de la presión del futuro, de la carga de la familia y del hogar, del deseo de más cargos y más prebendas, son las que con sus santos ovarios pueden sentar una esperanza de sensata independencia.

No estoy maniobrando contra Cándido, que muchos lo interpretarán así. Cándido es el poder de los hombres en estado puro y siempre lo ha sido. Igualitario manifiesto, no lo dudo, su forma de ejercerlo es la de un tío. El poder convencional de los machos, progresista pero de siempre, y una apuesta segura del ámbito masculino. Cándido es Cándido, y sabemos qué tribunal va a organizar desde su presidencia. No hay mejor augur del futuro que el pasado, y eso lo dejó dicho el joven, promiscuamente viril y aclamado Lord Byron, y no una mujer mayor como yo.

No, guerrera Balaguer, tener un pensamiento de izquierdas no obliga al borreguismo ni al seguidismo, escondido como unidad. Te has promovido a la presidencia y espero que aguantes el tirón y sigas como candidata, por el sesgo del poder femenino y de la independencia. Y tú, guerrera Segoviano, haz lo que consideres mejor, y si crees que esto es abrir una nueva etapa de poder femenino —que haya habido una presidenta del TC no quiere decir que esté cubierto el expediente por unas décadas— y, sobre todo, si es lo que es mejor para el tribunal, ¡ándale!

A lo mejor las viejas rebeldes somos el futuro. De momento, me regocija que disputemos el presente

Viejas feministas, mujeres bragadas y, perdonen, pero más que sobradamente preparadas; mujeres curtidas en mil batallas, tengo mi vista puesta en vosotras. Vosotras que ya estáis de vuelta, que ya no sufrís la presión del deseo de los hombres ni aceptáis la de su predominio, que no obedecéis a nadie sino a vosotras mismas, sois parte de la solución y del futuro. Abran paso a las señoras mayores, las que lo son, las que estamos a punto de serlo y las que lo serán. A lo mejor las viejas rebeldes somos el futuro, como ha escrito Anna Freixas. De momento me regocija que disputemos el presente.

Es el pleno del Tribunal Constitucional el que debe elegir presidente o presidenta, no ninguna fuerza externa. El sesgo de las Luisas. Todo un envite.

Espero que este miércoles la ley se cumpla y que el pleno nombre presidente sin interferencias.

Confío en las guerreras.