36.518.100 ciudadanos españoles han sido llamados a las urnas este 26-J, 7.148 más que en las elecciones del 20-D. 5.519.776 de estos electores son catalanes, 3.345 más respecto de las últimas elecciones. De este censo, 206.186 ciudadanos con nacionalidad española son considerados "residentes ausentes"; es decir, que viven en el extranjero y están inscritos en el CERA. La participación de hoy ha sido, sin embargo, muy inferior a la del 20-D. La bajada de la participación, por lo tanto, ha perjudicado a los partidos que se presentaban como alternativa al PP y al PSOE. Ni Unidos Podemos, y todavía menos C's, han conseguido los objetivos que se planteaban.

Seis meses después de unas reñidas elecciones, los resultados de estos nuevos comicios no han cambiado las cosas. La ilusión ha durado tan sólo una hora, entre el sondeo que han publicado las televisiones públicas y los primeros escrutinios reales. Por cierto, va siendo hora de que pidamos responsabilidades a los entes públicos por malgastar el dinero de una forma tan banal. Llevamos muchos años que las encuestas no aciertan nada de nada y nadie les pide responsabilidades. Es un escándalo mayúsculo que no debería permitirse. Si Caprabo te devuelve el dinero cuando un producto suyo supera el precio de Mercadona, quizás estaría bien que las empresas de prospectiva electoral devolvieran el dinero a la gente, porque este producto magullado que nos endosan lo pagamos todos los ciudadanos.

Va siendo hora de pedir responsabilidades a los entes públicos por los sondeos, por malgastar el dinero de una manera tan banal

Les prometo que he puesto título a este artículo a primera hora de la mañana. Lo he hecho como una apuesta conmigo mismo, porque algo me decía que los resultados de este 26-J no cambiarían mucho las cosas. Incluso estaba convencido de que C 's perdería gas respecto al PP, dado que durante estos meses se ha demostrado que es un partido insustancial, nacido de la fobia anticatalanista de un grupo de intelectuales catalanes y reconvertido al liberalismo a toda prisa. En Catalunya ha intentado suplantar a Convergència y no ha resultado creíble, porque todo el mundo tiene memoria, y en España su opción de pactar con el PSOE le hizo perder la confianza de la derecha mediática y popular, que se mantiene fiel al PP a pesar de los múltiples casos de corrupción del partido posfranquista.

Unidos Podemos no ha conseguido, tampoco, superar al PSOE, por lo menos a la hora que escribo. La suma de IU y Podemos no ha tenido el efecto multiplicador que esperaban. Como ya quedó demostrado el 20-D, los únicos que mantienen el empuje son las llamadas confluencias, que se benefician del añadido de ir acompañadas de grupos y personas partidarias de la autodeterminación. Este dato significa que cualquier alternativa pasa por resolver de una vez el “problema” de España. Porque quien tiene realmente un problema es España, ya que la fuerza de las nacionalidades es el movimiento de cambio más sólido y rupturista de los planteados en los últimos seis años. Además, Unidos Podemos se ha equivocado al presentar al PSOE como el adversario al que había que superar. La lucha fratricida siempre se paga.

CDC no resiste su falta de renovación en un país que no perdona la corrupción, castiga la arrogancia y abandona a los que no saben liderar a las duras y a las maduras

Eso mismo es lo que ha pagado CDC. ERC no era el enemigo a batir. La malísima campaña de CDC, planificada para recuperar un electoral envejecido y nuclear, no les ha servido de nada. Convergència no resiste su falta de renovación en un país que, a diferencia de España, no perdona la corrupción, castiga la arrogancia y abandona a los que no saben liderar a las duras y a las maduras. La frescura de la campaña de ERC ha sido, en cambio, un acierto, hasta el punto de que ha conseguido neutralizar la victoria de los aliados catalanes de Podemos. Todo el mundo sabe que la sociedad catalana es progresista, liberal en las costumbres y que no renuncia a la defensa de su libertad. Nadie ganará nunca en Catalunya sin defender un referéndum de autodeterminación.
Se veía venir que el panorama político no cambiaría mucho con unas nuevas elecciones. A diferencia del referéndum sobre la permanencia o no del Reino Unido en la UE, muy adecuado para palpar la opinión de los ciudadanos, repetir las elecciones españolas porque los políticos son incapaces de encontrar soluciones políticas al rompecabezas político sólo favorece a la abstención. El 26-J es un calco del 20-D. Lo que cabría pensar es si la política española tiene los dirigentes que reclaman los ciudadanos. Quizás haya llegado el momento de que se jubilen unos cuantos políticos.