Siete y media de la mañana. En otoño, la niebla ya invade el cauce norte de la Ribera d'Ebre. La parte alta del Ebro tiene estas cosas, entorno tranquilo de paisajes naturales y la intrusión de la niebla que aparece y desaparece y que difumina las montañas y valles de esta tierra, el valle del Ebro y la plana de Lleida. Esta mañana los cristales lloran por la humedad que provoca esta niebla tranquila que difumina este domingo 21 de octubre.

Hoy sumamos años, pero me levanto con la sensación de vacío, de tristeza por aquellos que no están a nuestro lado. Esta sensación la arrastro desde ayer por la tarde, cuando volvía a Prats de Lluçanès. Hacía tiempo que no subía. Ahora sí. Ahora recuerdo cuál fue la última vez, claro.

El último día que subí fue el 1 de septiembre del 2017. El motivo, la presentación de la actuación sobre la exhumación de las fosas de la Generalitat de Catalunya localizadas en la ermita de Sant Andreu de Llanars.

Recuerdo perfectamente aquel día. A pie del camino me esperaba Isaac Peraire, el alcalde de Prats. Después de un abrazo recuerdo que su cara reflejaba memoria, historia, compromiso, dignidad y, sobre todo, esperanza.

Mediante un camino estrecho llegábamos al patio lateral de la antigua iglesia parroquial, lo que era el antiguo cementerio. La antropóloga, Eulàlia Subirà, nos acompañaba e indicaba el camino donde estaba la fosa exhumada. Al entrar, un nudo en la garganta. Me costaba respirar. Me costaba tragar. A la vista, los restos de al menos cuatro soldados, intactos. Fueron enterrados ahora hace casi 80 años. Seguramente, por la información de los testigos todavía vivos, soldados republicanos que, la noche del 3 de febrero de 1939, el ejército franquista emboscó, detuvo y ejecutó. Fueron casi 300. En esta fosa podría haber hasta una veintena.

80 años de silencio bajo tierra. 80 años después nos recuerdan que perdimos y que algunos se han empeñado en que sigamos perdiendo

80 años de espera para ser recuperados. 80 años de silencio bajo tierra. Sus restos desnudos, los huesos al descubierto. 80 años después nos recuerdan que perdimos y que algunos se han empeñado en que sigamos perdiendo. Ahora, sin embargo, ya no. Con la abertura de las fosas es el momento de pasar página, sin antes, sin embargo, preguntarnos por qué hemos tenido que esperar tanto tiempo.

Acto seguido, después de visitar la fosa, decenas de familiares de desaparecidos empezaban a llenar las sillas de la placita de delante de la ermita. Caras de emoción, recuerdo y esperanza. Y en aquel preciso momento, llegaban caminando el conseller Raül Romeva y el vicepresident Oriol Junqueras. Sus pasos dejaban atrás el largo camino que hemos recorrido para llegar a donde estamos ahora. La recuperación de la memoria desde su principio básico que es la abertura de las fosas. Lejos quedan los periodos de gobierno de Jordi Pujol y Artur Mas, más preocupados en hacer olvidar la memoria y en instalar molinos de viento y parques eólicos por todo Catalunya. Los mismos molinos que ahora observo desde la ventana de casa y que ocupan las cordilleras que fueron el epicentro de la batalla del Ebro y que ahora las pervierten. No quiero pensar lo que hacían con los restos humanos de combatientes que sacaban de las zanjas que después forjaban la base de los molinos.

Y todo eso lo explico porque el sábado pasado, en la ermita de Sant Sebastià, otro lugar donde se han localizado fosas, volví a revivir esta sensación. La sensación de que estamos en el lado bueno de la historia: el de la justicia. Volví para recordar uno de los pilares que siempre he remarcado que es fundamental en las políticas de memoria, la juventud. Los que tienen que tomar el relevo. Los que tienen el encargo de continuar lo empezado y mejorarlo. Estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universitat Blanquerna, con Marçal Llimona al frente, que han decidido hacer su trabajo sobre la recuperación de la memoria. Y no escogieron Prats de Lluçanès por casualidad. Este fue el primer lugar de Catalunya donde se abrió la primera fosa común el año 2004, la de Puigvistós. Lo explicaba Isaac Peraire con detalle: "En Prats, siempre que ha habido periodos con gobiernos republicanos, la memoria ha sido un eje fundamental". Se refería al año 2003 cuando el alcalde de aquel momento, Ramón Besora, decidió que había que recuperar las fosas y la memoria del municipio, la memoria del país.

Ahora, Isaac lo continúa. Él ha tomado su relevo. Joven (33 años) comprometido con la recuperación de la memoria y la dignidad. Ejemplo de este compromiso fueron las palabras emotivas que pronunció Manel Bueno, Manel Barber, como pregonero de las fiestas patronales de Sant Vicenç. Manel nunca ha perdido la esperanza de recuperar a su padre. Su padre puede ser unos de los casi 300 soldados republicanos muertos en febrero de 1938 por estas sierras del Lluçanès. Recuerdo sus palabras aquel día en la ermita: "¿Y si uno de estos que hay en la fosa es mi padre? A ver si el ADN me dice que así puede ser. Y si no, yo lo habré intentado hasta el final". Palabras que me recuerdan a las de mi abuela Roser, quien con 4 años perdió a su padre en la batalla del Ebro. Ahora tiene 87. "Hijo, quizás no encontraré a mi padre, pero quizás alguien más sí que lo hará. Tenemos que seguir buscando, buscando, buscando".

Es digno y es de justicia recordar que aquellos que se han dedicado en cuerpo y alma a recuperar la memoria de este país, ahora precisamente, sufren prisión, exilio o están fuera de la política

Volviendo a la ermita de Sant Sebastià, Isaac me comenta que pronto señalizarán este espacio para recordar que aquí, en esta carena, la historia fue cruel y dejó huella. Ahora quiere que este espacio sea señalizado y recordado para que todo el mundo sepa qué pasó, pero, sobre todo, para que los más pequeños de casa puedan conocer la historia. Otro de los pilares fundamentales en las políticas de memoria es la implicación municipal, la de los ayuntamientos. Prats también es el ejemplo. Juventud e implicación municipal. La clave.

¿Y todo eso por qué os lo explico? Pues porque hoy me he levantado con el pensamiento y el recuerdo de aquellos (Raül Romeva y Oriol Junqueras) que aquel día, a pie de fosa, miraban con respeto y dignidad a aquellos que veían la luz después de 80 años. Porque hoy, aquellos mismos, llevan casi 1 año viendo poco la luz del día encerrados entre los muros de las prisiones.

Porque es digno y es de justicia recordar que aquellos que se han dedicado en cuerpo y alma a recuperar la memoria de este país, ahora precisamente, sufren prisión, exilio o están fuera de la política. Y estas palabras son para los consellers Romeva, Comín y Mundó.

Ahora, a los 35 años de edad, que era la que tenía casi mi bisabuelo cuando cayó en la batalla del Ebro, por responsabilidad, toca recuperar la memoria de aquellas y aquellos que algunos se han empeñado en hacer olvidar.

Porque un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. ¡No lo permitiremos!