Encuentro que el 11 de septiembre, el día del Diada Nacional de Catalunya (para los que todavía no lo saben), es un buen día para ponernos serios y solemnes y reflexionar un poco sobre el estado del catalán y preguntarnos: ¿todavía es posible salvarlo? Después de leer cientos de tuits y artículos afirmando que el catalán está en la cuerda floja, es normal hacerse esta pregunta (y muchas otras). De hecho, debo confesaros que cada día, en cuanto me levanto, me pongo delante del espejo, me miro fijamente a los ojos y me la hago. Porque me preocupa que un día no pueda seguir hablando mi lengua. Porque me preocupa que un día, cuando salga a la calle y suelte el primer bon dia, la gente me responda: ¿Cómo dice? o What’s wrong with you? o السلام عليكم (‘la paz sea contigo’ en árabe). Una lengua sin hablantes no sirve para nada.

Yo creo que sí. Que todavía estamos a tiempo. De salvar el catalán. Con una gran fuerza de voluntad y con una buena inversión económica, eso sí. Solo hace falta que las personas implicadas tengan ganas de hacerlo de verdad, no de esas ganas para quedar bien y nada más. Necesitamos gente que cuide del catalán, que lo hable pase lo que pase, con quien sea y donde sea; ¡sin complejos! Necesitamos un Govern de la Generalitat que apueste por el catalán de verdad, no para quedar bien (y conseguir votos); es decir, que invierta dinero en la enseñanza del catalán, para que todo el mundo pueda aprenderlo gratuitamente o pagando una cuota ridícula (hay mucha gente que quiere aprenderlo y no puede hacerlo porque no quedan plazas libres). Que presente proyectos de ley, apruebe decretos o regulaciones, o lo que sea necesario para proteger el catalán, para que sea la lengua oficial de Catalunya de verdad, no para quedar bien; para que todo el mundo que quiera vivir y trabajar en Catalunya esté obligado a saber hablar el catalán (nada que no haga cualquier otro país con autoestima); para que las cartas de los restaurantes, las placas de las calles, los rótulos de las tiendas o de cualquier negocio abierto de cara al público estén en catalán, y sobre todo, para que los trabajadores de todos los entes públicos estén obligados a atenderte en catalán, sí, también en el ámbito sanitario, que no vuelva a pasar que un médico, una médica, un enfermero o una enfermera se te dirija en castellano y no entienda la lengua propia de Catalunya, o que vayas a alguna universidad pública de Catalunya y te encuentres que dan las clases en castellano porque un alumno no entiende el catalán.

El día de la Diada Nacional de Catalunya también es un buen día para decir basta, se acabó lo que se daba, el toreo, la rojigualda y las ganas de satisfacer a todo el mundo

Y yo me pregunto, ¿qué hace un alumno en una universidad CATALANA —¡ubicada dentro de Catalunya!— que no entiende el catalán? ¿Por qué no se ha ido a cualquier universidad de España? A Madrid, por ejemplo. A Galicia y al País Vasco mejor no porque también tienen una lengua propia que no es el castellano. Parece imposible que haya territorios en el mundo que no hablen castellano, ¿verdad? Pues existen. De hecho, un catalán de la Catalunya Nord no lo habla. Así que no os pongáis chulillos cuando os hable en catalán, porque por mucho que insistáis no hablará en castellano, como mucho lo hará en francés. Volviendo al alumno desubicado que se va a estudiar a una universidad catalana y se ofende porque el profesor no le habla en castellano: ¿no sabía, ¡¡¡a pesar de estar cursando estudios universitarios!!!, que la lengua propia de Catalunya es el catalán? O le importa un pepino que la lengua propia de Catalunya sea el catalán o el nivel universitario de su país de origen no es el que debería ser. O quizá sea culpa nuestra por no dejar suficientemente claro que en Catalunya se estudia en catalán porque la lengua propia de Catalunya es el catalán. Hay muchas universidades PÚBLICAS CATALANAS, por no decir todas, que ya hace tiempo que ofrecen estudios directamente en castellano, o que, si en una clase hay un alumno que no entiende el catalán (pobrecito mío), cambian al castellano por respeto a este alumno (irrespetuoso y caradura), faltando al respeto al resto de los alumnos que se han matriculado en una asignatura que estaba programada en catalán (porque vivimos en Catalunya y todo eso…). Es vergonzoso. ¿Qué les estamos enseñando, a los alumnos y a los recién llegados? ¿Que nos bajamos las bragas o los calzoncillos a la primera de cambio? ¿Que somos un pueblo sumiso? ¿Que tenemos una autoestima tan baja que nos da igual renunciar a ser quienes somos para no ofender a nadie (aunque sea un impresentable)? Encuentro que el 11 de septiembre, el día de la Diada Nacional de Catalunya, también es un buen día para decir basta, se acabó lo que se daba, el toreo, la rojigualda y las ganas de satisfacer a todo el mundo. Cerramos el grifo definitivamente y nos emancipamos de España para poder ser quienes somos.