De momento es la pregunta del año. Y ya estamos en junio. Y es tan sensacional que sucede como con aquellos atletas de las carreras en pista de 200 y 400 que salen tan fuerte que en la primera curva ya ves que cuando recuperen la compensación de su carril, le sacarán 10 metros a todos los rivales.

Rueda de prensa de la selección española de fútbol. Hace días que el periodismo de boina a rosca, faria mojada en una copa de 103 y uña del dedo pequeño de la mano más larga para poder quitarse la cera de la oreja con facilidad, saca fuego por las muelas. ¡El seleccionador, Luis Enrique, no ha convocado a ningún jugador del Real Madrid para jugar la Eurocopa! ¡ANATEMA! ¡Ni siquiera a Sergio Ramos! Y justamente aparece en el atril Aymeric Laporte, actual jugador del Manchester City. Después le explicaré su historia, porque es la clave para entender los motivos por los cuales le hacen una pregunta que no le habían hecho nunca a ningun otro jugador nacionalizado. De ningún deporte. Total, que llega el gran momento: "¿Tú té sientes plenamente español para poder defender un escudo, una nación, una bandera, un himno?". Respuesta del futbolista: "Uf, vaya pregunta, ¿no? Voy a intentar contestarla de la mejor manera posible...".

Pero lo mejor es el tono de la pregunta, de reproche, de "¿pero tú chaval, de qué vas? Y la gestualidad:

Laporte nació en Agen, en la Aquitania —a medio camino entre Tolosa y Burdeos— y obtuvo la nacionalidad española el pasado 12 de mayo, a punto de cumplir los 27 años. Pero la posibilidad de dejar de ser francés empezó a plantearse cuando, siendo muy joven, sus padres fueron a vivir a Baiona, en Iparralde, y él fichó por el Athletic. Han sido años de diversos toma y daca con Francia. Que si juego con ellos, que si no, que si un poquito. Hasta que el seleccionador francés, Deschamps, lo dejó correr. Posteriormente los dos se han acusado de mentir y su relación ha acabado fatal.

Y aquí entra Luis Enrique, que veía cómo Ramos no estaba fino y necesitaba un recambio. Y creyó que era Laporte. Y movieron la maquinaria para nacionalizarlo, que no funciona exactamente igual que cuando se trata de personas que llegan en patera o saltan la valla de Ceuta. Digamos que en su caso fue rápido, sin problemas y sin trabas. Pero la prensa de la que antes le hablaba culpa a Laporte de la ausencia de Ramos, el jugador que ejemplariza "la furia española", un concepto que curiosamente creó un independentista vasco que el año 1922 tuvo que irse al exilio francés para evitar sufrir las consecuencias de haber gritado "Muera España" en un mitin. Era José María Belausteguigoitia, jugador del Athletic y conocido como "Belauste". El año 1920, en un partido contra Suecia, pronunció la histórica frase "A mí, el pelotón, Sabino, que los arrollo". Sabino era un compañero de equipo que estaba a punto de lanzar una falta en un partido que estaba siendo muy violento. Sabino le pasó la pelota y Belauste, la pelota y el portero y tres jugadores de campo suecos acabaron dentro de la portería.

Pero la gran enseñanza de esta nueva historia de política y fútbol es que vuelve a ser la misma plantilla de siempre. Se trata de poner en duda la manera de ser español de los que quieren ser españoles a su manera. Escoger como quieren sentirse es percibido como un ataque a los privilegios y al estatus de Madrit (más concepto que nunca). Es que no es ni nacionalismo, son los intereses particulares. Laporte no un enemigo para ser quien es ni por lo que ha hecho, sino porque le ha quitado el sitio a uno de los que ellos consideran que es de los suyos. Y muy de los suyos. No soportan que alguien intente ser o hacer las cosas diferentes de como ellos dicen que deben hacerse o de ser. Y este es el problema con España desde hace 300 años. Y nos podemos jugar una tortilla de guisantes (que diría el maestro Puyal) que el siguiente de añadirse a la lista negra será Luis Enrique, "ese que es medio catalán" y quien les ha quitado su símbolo.