Da igual que exista un alto el fuego en Gaza. Como la huelga ya estaba convocada, pues la hacemos igual. Los sindicatos mayoritarios no se adhirieron a la huelga de 24 horas, pero sí convocaron paros parciales de dos horas por turno y concentraciones simbólicas en los centros de trabajo. Pero los sindicatos minoritarios y los estudiantes sí que pusieron toda la carne en el asador. ¿Y en qué consistió poner toda la carne en el asador? ¿Cómo dieron a conocer la "complicidad internacional con los ataques a Gaza" y cómo exigieron “el fin de la masacre y la ruptura de relaciones con Israel"?
Pues cortando en hora punta en la ronda Litoral y en la AP-7 en Llinars del Vallès, y en varios puntos de la A-2, la C-25, la C-17, la C-31 y la N-II. Ole. Y no permitiendo tampoco el acceso de los camiones al puerto. La clase trabajadora tocando los huevos a la clase trabajadora por un conflicto que dos días antes había terminado, bien o mal.
Y después está el tema Rodalies, que siempre come aparte. Se suprimieron una decena de trenes por problemas con los servicios previstos. Resulta que Renfe no informó de los servicios mínimos y en las pantallas aparecían unos trenes que a la hora de la verdad no existían, y algunos pasajeros se encontraron con que los trenes que esperaban tomar nunca aparecían en la estación. Y, por la tarde, retrasos en todas las líneas por la protesta en Sants.
A los sindicatos les sale gratis manifestarse contra Israel. Es políticamente correcto. Nada tiene revolucionario. Ahora, cuando tienen que mojarse por causas locales, les tiemblan las piernas.
Muy a favor de las huelgas. Mucho. Pero las huelgas nacieron para presionar a los patrones y a los políticos. El problema no es hacer manifestaciones ni bloquear ejes de transporte e infraestructuras esenciales. Esto se hace y se hará para tener eco y lograr un objetivo económico o político. Pero es que la huelga de ayer no servía absolutamente para nada. A los sindicatos les sale gratis manifestarse contra Israel. Es políticamente correcto. Nada tiene revolucionario. Ahora, cuando tienen que mojarse por causas locales, entonces les tiemblan las piernas.
Aunque ni los sindicatos —ni la patronal, no nos engañemos— acaben de encontrar su sitio en el mundo en una economía que ya no tiene nada que ver con la del nacimiento de los sindicatos en el siglo XIX, pese a la falta de creatividad para reinventarse y ser útiles de verdad, siempre tienen chispas de creatividad. Los sindicatos de Renfe han llegado a convocar huelgas preventivas cada vez que oían hablar del traspaso a la Generalitat.
Pues bien, ayer los sindicatos patentaron otra novedad, esta aún más innovadora. La huelga a toro pasado. Dos años de masacre en Gaza y van y celebran una protesta cuando la guerra ya ha terminado. Que no se preocupen. Tienen dónde escoger. La guerra de Vietnam, todas las guerras de los Balcanes, la guerra civil española, el desembarco de Machurucuto o la guerra del Totoposte. Esperamos futuras convocatorias.
Para ponerse de pie y aplaudir.