En la Amazonia boliviana, en una zona jaspeada de sabana y selva, se han descubierto los restos de una antigua civilización precolombina, los Casarabe. Nadie esperaba que se encontraran restos de una civilización en esta zona. La visión "ortodoxa" de la arqueología durante el siglo XX es que en la Amazonia sólo vivían tribus pequeñas y nómadas, sin infraestructuras de asentamientos ni conocimiento de la agricultura. Esta visión ha ido cambiando a medida que hemos ido entrando en el siglo XXI, en el cual arqueólogos, entre los cuales un grupo de la Universidad de Bonn, fueron descubriendo restos de asentamientos. A finales de los años noventa, un grupo de investigadores dirigido por Heiko Prümers empezaron a excavar en la zona de las tierras bajas de Bolivia, al sureste de Llanos de los Mojos. La gente nativa habla de "las lomas", porque aunque hay mucha vegetación, el terreno está repleto de suaves colinas. En esta zona, los primeros europeos que llegaron ya hablaban de ciudades, pero los exploradores que fueron después no las encontraron, con lo cual, se descartó como un mito sin fundamento. Sin embargo, las excavaciones de estos arqueólogos demostraron que estas lomas no eran naturales, ni cúmulos de desperdicio, sino que encontraron plataformas rectangulares y paredes, que correspondían a edificios, y objetos diversos. Descubrieron hasta 120 tumbas, algunas con ajuares y ofrendas, hecho que conjuntamente indicaba la existencia de una sociedad jerarquizada y compleja.

Utilizando una tecnología desde el aire denominada LiDAR, que consiste en un láser de luz infrarroja que desde un helicóptero va escaneando el terreno de debajo, recibiendo la reflexión de los objetos que hay y calculando la distancia y la forma. Aunque haya una vegetación muy densa y no se pueda distinguir nada especial, después se pueden analizar los datos, "pelando" digitalmente capa a capa, descartando toda la información que no interesa y revelando las estructuras que puede haber debajo, haciendo un mapa en 3D. Después de escanear 200 km2 de selva, allí estaban, escondidas bajo el follaje de la selva: pirámides cónicas de hasta 22 metros de altura, plataformas rectangulares, murallas defensivas poligonales, canales y balsas de agua, y largas y estrechas carreteras que iban conectando los diferentes enclaves. Al tratarse de llanuras de baja altitud, eran terreno inundable, y por eso construyeron plataformas y terrazas artificiales elevadas. Los asentamientos más pequeños tienen terrazas también más pequeñas, muestran seguramente la localización de grupos de casas periféricas, pequeños templos o lugares de estancia temporales.

Existían poblaciones amazónicas sedentarias en la época precolombina que habían desarrollado una sociedad compleja y agrícola, con canalizaciones, reservorios de agua y zonas lo bastante fértiles para cultivar maíz

El LiDAR ha permitido localizar más de un centenar de restos arqueológicos que indican diferentes asentamientos, todos conectados a una hora o dos de camino, con 26 enclaves (sólo se conocían previamente 11, de tamaño medio), como El Cerrito y Salvatierra, y con dos grandes enclaves, Cotoca y Landívar, que conjuntamente ocupan más de 1.000 hectáreas de terreno (el equivalente a tres veces el área de la ciudad del Vaticano) y que debieron ser los centros administrativos. En el interior de estas grandes ciudades, encuentran grandes plazas ceremoniales rodeadas de pirámides cónicas que seguramente corresponden a lugares de culto, y estructuras de piedra en forma de U sobre colinas. Aquí os muestro la imagen de Cotoca, el asentamiento más grande, con extensos terrenos para cultivar, carreteras elevadas, además de canales que llevaban el agua desde la laguna de San José, a 7 km de distancia y cisternas que permitían almacenar el agua. Pensad que este descubrimiento es tan importante que ocupa la portada de la revista Nature de la semana (además de ser tema de noticias por todo el mundo).

Imagen 3D de la ciudad de Cotoca obtenida por el LiDAR

Imagen 3D de la ciudad de Cotoca obtenida por el LiDAR en que se observan claramente la zona elevada central de la ciudad con las pirámides cónicas (en marrón bermellón), zonas de piedra en forma de U, terrazas elevadas, zona de cultivos y canalizaciones, y carreteras también elevadas (causeway). (Extracto de Fisher CT. Nature 606:254-255, 2022, que ha usado las imágenes del artículo original de Prümers, et al Nature 606:325-328, 2022)

Los indicios son claros, existían poblaciones amazónicas sedentarias en la época precolombina (en inglés, prehispánica) que habían desarrollado una sociedad compleja y agrícola, con canalizaciones, reservorios de agua y zonas lo bastante fértiles para cultivar maíz (los restos de polen demuestran que en esta zona se cultivó maíz durante más de 10.000 años), y seguramente, conseguían la proteína animal necesaria para su dieta de la pesca y la caza. Los Casarabe vivieron desde aproximadamente el año 500 de nuestra época hasta el 1400. No sabemos por qué después de casi un milenio esta civilización desapareció, dejando estos enclaves. Una vez abandonadas las poblaciones, la vegetación rápidamente lo ocupó todo, escondiendo bajo su exuberancia las edificaciones construidas por los humanos. Os recomiendo que miréis este vídeo, en el cual se explica muy bien este hallazgo, su contexto y lo que implica.

¿Qué sabemos de esta civilización olvidada y escondida bajo la selva? Muy poca cosa. Es una nueva civilización, una nueva cultura por descubrir, de la que nos queda todo por saber. Como dice Prümers, el arqueólogo director de este trabajo, es un sueño hecho realidad.