Cuando yo era pequeña, me gustaba leer y releer un libro muy grande de cuentos que teníamos en casa que contenía muchas de las historias fantásticas de la cultura popular centroeuropea recogidas por los hermanos Grimm. Mucho antes de que Disney descubriera el filón de los cuentos de hadas, enanos y princesas, muchos de nosotros ya conocíamos la historia de la princesa que, al pincharse con un huso de hilar el día que cumplió 15 años, hizo realidad un hechizo que la haría dormir eternamente hasta que un príncipe valeroso la rescatara de su sueño sin fin. No soy mucho, por no decir que nada, de príncipes azules encantadores, pero sí que me gusta la metáfora de un sueño largo que necesita un estímulo externo para provocar una reacción, en este caso, el retorno a la vida. Creo que se puede aplicar a muchas situaciones de la vida, y es muy apropiado para explicaros que esta semana se ha publicado el descubrimiento y reanimación de bacterias "dormidas", enterradas en sedimentos en el fondo del mar hace más de 100 millones de años.

Antes de empezar, unos pocos datos: aproximadamente, el 70% de la superficie terrestre está recubierta por sedimentos marinos y se encuentra bajo las aguas del mar, la mayor parte de diversidad de los seres vivos se encuentra en las aguas marinas, incluyendo una enorme diversidad de microorganismos, como bacterias y arqueobacterias, que pueden habitar en condiciones muy diferentes. De hecho, se calcula que entre el 12% y 45% de toda la masa microbiana de la Tierra se encuentra en estos sedimentos marinos, lo que representa hasta un 2% de la biomasa de todos los seres vivos. Entre estos sedimentos marinos, los hay en regiones muy ricas en nutrientes (por lo tanto, con más número de organismos), pero en los sedimentos situados en lugares alejados de fuentes termales, volcanes submarinos o de corrientes marinas, podemos encontrar zonas casi "desérticas" en microorganismos, que son casi desconocidas. De estas profundidades abisales, se pueden hacer prospecciones y obtener muestras cilíndricas, de forma que la muestra contiene, en orden, sedimentos depositados a lo largo del tiempo, comprendiendo un rango de tiempo de millones de años.

Pues bien, unos investigadores han intentado estudiar si dentro de estos sedimentos tan antiguos hay vida. Es decir, si todavía hay bacterias u otros microorganismos capaces de reproducirse. Como hay capas de edades diferentes, intentaban averiguar a partir de qué punto podían hacer "revivir" las bacterias. La sorpresa ha sido cuando han visto que hasta la última capa que tenían, la de 100 millones y pico de años, contiene bacterias que pueden volver a crecer y dividirse, incorporando nutrientes como fuente de nitrógeno y carbono. Para que os hagáis una idea, estamos hablando de que estas bacterias quedaron atrapadas en el limo y restos calcáreos cuando todavía ni existían los primates, en la época en la que los dinosaurios eran los reyes del hábitat terrestre. ¡Es tan fascinante que parece casi imposible!

El hecho de que podamos "reavivar" sedimentos tan antiguos abre la posibilidad de que algún día remoto podamos intentar comprobar si ha existido o todavía existe algún tipo de ser vivo microscópico en otro mundo

Seguramente os preguntaréis, ¿qué han hecho estas bacterias durante todos estos millones y millones de años? Hay dos opciones, o se "durmieron" y han estado dormidas eones como bellas durmientes, o como los sedimentos eran muy pobres en nutrientes, fueron incorporándolos muy lentamente, de forma que han tenido un metabolismo muy aletargado. Ambas opciones son difíciles de explicar porque todos los organismos necesitan una energía mínima para poder metabolizar e ir dividiéndose o, incluso, para estar vivos de forma quiescente. En todo caso, ahora que les han proporcionado un medio rico en nutrientes, estos microorganismos se han dividido y multiplicado con una tasa de división celular que varía entre un día y medio a una quincena de días. Para hacer una comparativa, pensad que algunas de las bacterias que tenemos en la microbiota de nuestro intestino, como la Escherichia coli, se dividen cada 45 minutos, aproximadamente, cuando el medio es rico.

También os podéis preguntar si estos microorganismos que han podido reavivar son especies muy raras o diferentes de las que conocemos, como por ejemplo, algunas que se han aislado de otras fosas abisales (como os expliqué en otro artículo). La respuesta es que no. De hecho, se ha secuenciado el genoma de células individuales y demostrado que pertenecen a familias conocidas de bacterias aeróbicas. Es decir, que necesitan oxígeno para vivir. ¿De dónde sacaban el oxígeno?, del que queda disuelto en el agua retenida dentro de los poros de los sedimentos calcáreos y el limo. No han podido aislar casi ninguna bacteria anaeróbica, ni tampoco de las que hacen esporas para sobrevivir en situaciones límite, lo cual implicaría que no han podido sobrevivir bien a estas condiciones tantos millones de años.

Quizás también os preguntáis si, además de la curiosidad de la noticia, esta investigación puede tener más trascendencia. Y la verdad es que sí, sobre todo teniendo en cuenta que puede haber vida, o restos que nos indiquen que ha habido vida, en otros planetas fuera del nuestro. El hecho de que estas bacterias puedan haber sobrevivido 100 millones de años, "durmiendo", nos permite plantearnos si podemos encontrar otros restos similares en Marte, por ejemplo. Justamente, esta semana la NASA ha enviado un robot motorizado a Marte, se llama Perseverance (Perseverancia). Coincide con dos otros envíos a Marte, uno desde los Emiratos Árabes y el otro desde China, dado que es el momento en que las órbitas de la Tierra y Marte son más próximas, y el coste y tiempo de calcular del viaje son menores. El aterrizaje en Marte está previsto dentro de 7 meses, en un lago seco, el cráter Jezero, que fue alimentado por un río, evidentemente ahora también seco. Estamos hablando de que en este lago había agua hace centenares de millones de años, pero los organismos vivos modificamos nuestro ambiente, y si existe alguna señal de vida, se puede identificar algún tipo de estromatólito o concreción biológica en los sedimentos del cauce y las orillas del río y lago. La Perseverance cogerá muestras de varias localizaciones y algún día, cuando la recojamos, podremos analizarlas en la Tierra. No podemos responder todavía si en algún momento hubo vida en Marte, pero sí que sabemos que hubo agua y, de hecho, todavía queda (hay evidencias de que queda agua líquida bajo los casquetes polares, y quizás en otros sitios, en congelación), por lo tanto, es una posibilidad que no se tiene que desdeñar.

No sabemos si encontraremos algún resto indicativo de vida en el planeta rojo, pero el hecho de que podamos "reavivar" sedimentos tan antiguos como los que os he comentado (aunque estos sí que estaban dentro del agua), abre la posibilidad de que algún día remoto podamos intentar comprobar si ha existido o todavía existe algún tipo de ser vivo microscópico capaz de usar el nitrógeno, el carbono o el oxígeno en otro mundo. Quizás serán bellas durmientes esperando a que las despertemos.