¿Vamos hacia esa catástrofe? Es un riesgo colateral del conflicto de Ucrania que ha provocado una llamarada de los precios de los cereales y de la energía.

La guerra ha impulsado los aceites, la soja, la colza, el girasol y el maíz a niveles sin precedentes. En especial, el trigo, alimento básico para un tercio de la población mundial.  A ello se suman los costes de los imprescindibles fertilizantes.

La FAO estima que la inseguridad alimenticia, ya agravada previamente por la pandemia, podría afectar a 13,1 millones de personas más este año.

Los suelos ricos en nutrientes de Ucrania producen el 10% de las exportaciones mundiales de trigo, el 14% de las de maíz y la mitad del aceite de girasol del mundo, según el Departamento de Agricultura de EE. UU.

Así explica la situación la prensa internacional. Pavel Polityuld informó en Reuters que "el área de siembra de cultivos de primavera de Ucrania puede reducirse a más de la mitad este año desde los niveles de 2021, a unos siete millones de hectáreas frente a los 15 millones esperados anteriormente.

En el Financial Times se advierte que "los precios de los fertilizantes están estableciendo nuevos récords a medida que disminuyen los suministros de Rusia, el principal exportador".

Además, "las granjas ucranianas están a punto de perder temporadas críticas de siembra y cosecha". A esto se refirió el presidente francés, Macron, al indicar que la guerra haría que no se pudiera ofrecer trigo dentro de 12-18 meses "ya que no se puede sembrar en este momento"... Y —agregó— que Europa, junto con África, estará profundamente desestabilizada por ello".

Los suelos ricos en nutrientes de Ucrania producen el 10% de las exportaciones mundiales de trigo, el 14% de las de maíz y la mitad del aceite de girasol del mundo.

El Financial Times explicó que desde la década de 1970 el norte de África y Oriente Medio se han enfrentado a repetidos levantamientos populares por la escasez de comida.

Ante tales precedentes y el estado de las cosas, Bruselas liberará 4,5 millones de hectáreas en barbecho. La Comisión Europea ha derogado transitoriamente el objetivo verde de la Política Agraria Común (PAC).

Se trata de movilizar hasta 4,5 millones de hectáreas para plantar trigo, junto con maíz y otros cereales. "Es el equivalente de la superficie agrícola de Holanda, o de la superficie útil en este caso de la República Checa", según el comisario europeo de la Agricultura, Janusz Wojcrechowski.

Esta decisión ha levantado un debate al chocar con el proyecto de ir hacia una Europa verde que, prevé, entre otras cosas, disminuir a la mitad el uso de pesticidas de aquí a 2030. Pero, con la guerra, la primacía de la alimentación se ha convertido en el objetivo fundamental europeo.

Y en esas estábamos hasta que el jueves o viernes llegó el presidente de EE. UU., Joe Biden, quien dijo que él y los líderes europeos están preparando vías para evitar una crisis mundial de hambre derivada de la invasión rusa y sus trastornos agrícolas.

Entre las propuestas barajadas estaría un acuerdo entre EE. UU. y la UE por el que el mercado americano colocaría 15.000 millones de metros cúbicos de gas natural licuado en 2022 en Europa y 50.000 litros anuales hasta 2030, dijo un alto funcionario de la Comisión Europea.

Eso salvó el mal trago que produjo una información sobre la confianza del consumidor inglés, que se desplomó por cuarta vez a su nivel más bajo desde noviembre de 2020 por el aumento del coste de la vida.

Más beligerantes, los consumidores de Polonia, la mayor economía del Este europeo, están dando la espalda a los minoristas extranjeros que se han quedado en Rusia desde la invasión de Ucrania.

Todas estas señales indican que el mensaje de Macron ha llegado cuando dijo que "Europa y África estarán en riesgo de quedar profundamente desestabilizadas" entre un año y año y medio."