La izquierda ha ganado a la derecha. Dentro la derecha, Casado está desahuciado. Rivera, tocado por no conseguir lo que buscaba -ni sorpassar al PP ni echar a Sánchez de La Moncloa-. Y Abascal, eufórico con una llegada al Congreso que se ponga como se ponga es más modesta de la que esperaba. Están dentro sí, pero no con la representación que se temía. En la izquierda, Sánchez gana con holgura y Unidas Podemos se salva del naufragio tantas veces pronosticado porque será decisivo.

Ahora, toca pacto. Y entre las diferentes posibilidades, hay una que la militancia del PSOE ya ha vetado. “Con Rivera, no”, le han dicho a Sánchez. El líder de Cs ya se ha apresurado a erigirse en referente de la oposición de derechas después de quedar a menos de un punto del PP de Casado. Eso habrá que verlo, pero lo que parece claro es que no está por la labor de volver a la moderación y el centro político y que su espacio es el  conquistado en esta campaña con el discurso de la anti-España.

Ahora, toca pacto. Y entre las diferentes posibilidades, hay una que la militancia del PSOE ya ha vetado. “Con Rivera, no”

En todo caso los profetas del ocaso de la socialdemocracia española han visto sus expectativas quebradas con un Sánchez que, si de algo sabe, es de sorprender al respetable. Si de Zapatero se decía que tenía baraka, lo del actual secretario general del PSOE es para que se estudie en las facultades de Ciencias Políticas.  Y esta vez sin moverse de la silla. Con una campaña plana, de perfil bajo, sin estridencias, sin pisar charcos.. Y va y consigue para el PSOE un primer puesto del podium que ni en sueños imaginaron ni propios ni extraños hace tan solo un año.

El miedo, la masiva participación, la derecha cavernícola, su corta estancia en el Gobierno tras la moción de censura, el regreso al franquismo... Todo sumó a favor de Sánchez y llevó a Casado al peor registro de la historia de un PP, cuyo futuro se parece cada vez más a la extinta UCD.

A Sánchez hace poco más de dos años le echaron de la sede del PSOE por la puerta del garaje. Ahora, levita mientras su principal adversario se achicharra. Los electores han dicho “no” al guerracivilismo, al  “aznarismo”, a la España excluyente, al 155 perpetuo y al mimetismo con los nostálgicos del franquismo. En Ferraz amaneció sobre las 10 de la noche mientras en Génova ya era de noche a las cinco de la tarde.

Pues va a ser que a España le asusta más la foto de Colón que la amenaza separatista

Pues va a ser que a España le asusta más la foto de Colón que la amenaza separatista; que prefiere diálogo al 155; que es más partidaria de la moderación que de la hiperventilación; que no cree que Sánchez sea el coco, ni el amigo de los terroristas, ni el cómplice de los golpistas… Nunca antes una campaña había estado tan furiosamente polarizada: o la noche o el día; o todo o nada; o rojos o azules; o blanco o negro…

El espectáculo de la campaña ha sido obsceno, pero al final el resultado nos ha descubierto algo que en este país parecía estar penalizado: que hay grises, atardeceres y hasta posiciones intermedias que no están en el PP ni en VOX ni en Cs. De ahí, el “con Rivera, no” que perseguirá a Sánchez hasta que forme gobierno.

Ahora solo hace falta que lo que han dicho mayoritariamente los electores, se tenga en cuenta en el Parlamento y en las mesas de debate porque otra lección de este 28-A es que la sociedad española está menos crispada e hiperventalada que sus políticos. Al final, la reconquista era la del socialismo, que anota su primera victoria después de una travesía del desierto de once años.