"Ahora resulta que todas habéis sufrido también algún tipo de abuso", oigo decir a un señoro. Y da especialmente miedo el abuso infantil cuando tienes niños, porque sabes que, por mucho que le prohíbas caminar solo por la calle, su peligro se encuentra, por estadística, en su ambiente más cercano. Pienso que, por desgracia, no es un monopolio solo de niñas, sino también de niños. Los pedófilos saben elegir muy bien entre sus víctimas a los más tímidos, callados, introvertidos, con ganas de complacer, inocentes, empáticos y débiles. Por eso, el 90% de los casos de abuso infantil no se acabarán contando nunca. Cuando es un familiar, muchas veces no se hace hasta que fallecen los padres, por un absurdo sentido de culpa de hacerles daño si descubres que las agresiones ocurrían prácticamente delante de sus propios ojos y que te hacían compartir mesa con el peligro. Cayetana Guillén Cuervo hablaba del terrible abuso que sufrió en la revista Hola. Que famosas como Fabiola lo cuenten hace que se reconozca, que ya es mucho. Porque la disociación hace que lo aparques como si no hubiera sucedido nunca.
Hice toda la escuela en los Maristas de Les Corts. Pasaba con Joaquim Benítez cuatro días a la semana y, después de doce años, tenía una relación cercana con él. No, a mí no me pasó nada, porque resulta que le gustaban los chicos. ¿Sospechas? Una vez se declaró culpable, reconoció parte de los rumores, pero que en su momento te habían pasado desapercibidos. También recuerdas cuando alguien te contó que se le había ido un poco la mano con un masaje y le dijiste "no seas tan engreído". Por eso entiendo perfectamente que las víctimas no digan nada, y menos cuando ya no existen pruebas. Y con el miedo de que si lo denuncias públicamente, aun acabarás pringando por injurias.
—¡Venga, eso ya pasó, piensa en el futuro! —es lo que piensa la parte más conservadora.
—¿Y qué vas a sacar de esto? —dicen otros
Pues a veces se trata simplemente de defender a esa niña que no tenía herramientas para entender que aquello no estuvo bien y que la persona que debía protegerte no tenía que tocarte las partes íntimas. Se ha hecho viral una profesora de Estados Unidos enseñando un vídeo para que los niños entiendan dónde están los límites. Mi generación no tuvo mucha educación sexual en casa y la de ahora tiene demasiada en las redes. Por eso es tan importante que los padres la hagamos.
Entiendo perfectamente que las víctimas no digan nada, y menos cuando ya no existen pruebas, porque aun puedes acabar pringando por injurias
Veo las entrevistas de la nueva biografía de Mar Flores y pienso en lo que también ha tenido que sufrir aquella generación de mujeres que no vivían como se suponía que debían vivir las mujeres. Lo que más me impacta es que su primer marido italiano se llevara un día al niño de la guardería a Italia y no pasara nada. Aunque, si lo pudiera explicar, os diría que tampoco ha cambiado tanto la situación, porque el que quiere hacer daño siempre encuentra el modo de sembrar el miedo y quedar inmune. O que si no quieres denunciar y solo quieres explicar un intento de violación, tampoco lo puedes hacer, porque lo más seguro es que te demanden y que no te puedas defender por falta de pruebas. "Ahora, cualquiera se puede inventar algo y hundirte la reputación", oigo decir a un hombre culto de sesenta años. Y me preocupa, porque las víctimas no inventan, no hacen daño por placer, y recordemos que se agarran a un 1% de los casos. Veo cómo Nevenka se sigue emocionando cuando habla de su caso. Y cómo se tuvo que desterrar para poder vivir en paz. Ser la primera que denuncia, si no es el momento adecuado, puede dejarte todavía más sola. Como pasó con los conventos de la Magdalena en Irlanda o con los reformatorios franquistas de aquí. Si alguien te violaba, te encerraban, te quitaban a tu hijo y te obligaban a trabajos forzados en nombre de Dios nuestro Señor. Mientras tanto, el culpable seguía libre y violando.
El 15 de octubre sale mi libro Mujeres del Vino. Algunos se impactarán por lo que digo y otros por lo que no digo. ¿Podrás aportar testimonios?, me preguntan los medios. El problema es que los abusos machistas en el vino son muy difíciles de documentar, porque normalmente es gente de derechas, con mucho poder, propiedades y dinero, que se preocupan más del prestigio que les otorga el patriarcado que del feminismo. Y no olvidemos que un 60% de las mujeres que nos dedicamos al vino lo hacemos por legado familiar y aún es más difícil denunciar a la familia. Y más en entornos rurales, donde la alternativa laboral a menudo es nula. Hay muchas mujeres a las que no se les permite heredar la bodega y a las que se les paga directamente un sueldo vitalicio para que no se pasen ni de visita. ¿Decidirán ellas denunciar a sus padres y hermanos? Lo dudo, pero todos sabemos cuáles son las bodegas que en pleno 2025 lo hacen. Pero, claro, es que son tan simpáticos, es que él es el que se lo ha trabajado y ha seguido los pasos de su padre, y es que…