Volkswagen ha decidido posponer de forma significativa el lanzamiento del Golf eléctrico, previsto inicialmente para antes de que finalizara esta década. Conocido provisionalmente como ID. Golf, este modelo iba a representar la transición definitiva del compacto más icónico de la marca hacia la movilidad 100 % eléctrica. Sin embargo, los recientes reajustes internos en el grupo han forzado un cambio de rumbo.

La novena generación del Golf se encuentra actualmente en fase de desarrollo. El plan inicial contemplaba trasladar parte de su producción a México como parte de una estrategia global de reducción de costes. Esta decisión permitiría al grupo ahorrar en torno a 4.000 millones de euros al año, pero el proyecto ha quedado aplazado, lo que afecta directamente al calendario del nuevo Golf eléctrico. El desfase temporal calculado ronda los nueve meses respecto a los plazos iniciales.

El retraso no afecta solo al ID. Golf. También impacta en el desarrollo de otro modelo eléctrico clave en la futura oferta de la marca: el ID. Roc, una alternativa SUV que debía compartir protagonismo con el compacto eléctrico. Ambos productos estaban llamados a reforzar la presencia de Volkswagen en el competitivo segmento de eléctricos de acceso, en especial frente a la creciente presión de las marcas chinas.

 

Esta reestructuración se debe a una combinación de factores: limitaciones presupuestarias, revisiones estratégicas a medio plazo y ajustes en la planificación industrial. Volkswagen se encuentra en un momento crítico en el que necesita redefinir sus prioridades para garantizar el éxito de su transición eléctrica. La congelación del ID. Golf permite liberar recursos y concentrar esfuerzos en otros proyectos de mayor inmediatez, aunque conlleva perder terreno en un segmento donde la competencia no da tregua.

El ID.3 gana protagonismo en la transición eléctrica

Mientras se redefine el futuro del Golf eléctrico, la actual gama de vehículos eléctricos del grupo seguirá asumiendo el protagonismo comercial. En este sentido, el ID.3, lanzado como una reinterpretación moderna del concepto compacto, será actualizado próximamente. Está previsto que reciba una renovación estética y técnica a mediados del próximo año, lo que prolongará su vigencia mientras no llegue su “hermano” más tradicional.

Por otro lado, el Golf con motores de combustión seguirá en producción en Alemania en su configuración actual. La transición hacia la electrificación completa del modelo, por tanto, no será inmediata. El plan de trasladar la fabricación a México se mantiene en pausa, a la espera de una revisión más amplia de los costes y de las condiciones industriales globales.

Cabe destacar que esta decisión no supone un abandono del proyecto, sino una congelación estratégica. Volkswagen se da margen para afinar su propuesta, estudiar con mayor precisión la evolución del mercado eléctrico y responder con mayor solidez frente a los fabricantes que están acelerando su expansión en Europa.

El aplazamiento del ID. Golf reconfigura el calendario de lanzamientos de la marca, con implicaciones que afectan tanto a su estrategia comercial como a su posicionamiento industrial a escala global. La pausa no es definitiva, pero sí reveladora del momento de transición que vive el grupo.