Volkswagen ha decidido dar un giro completo a su estrategia de denominación en la gama de vehículos eléctricos, tras constatar el rechazo que ha generado entre sus clientes la familia ID. La firma alemana, que apostó por una nomenclatura uniforme y numérica para su oferta eléctrica, ha reconocido que el enfoque adoptado en los últimos años no ha funcionado como se esperaba. El abandono de nombres históricos como Golf, Polo o Tiguan había roto un vínculo emocional con los usuarios que la marca ahora busca restaurar.
La familia ID., que incluye modelos como el ID.3, ID.4, ID.5 o ID.7, fue concebida bajo el mandato de Herbert Diess como símbolo de una nueva era eléctrica. Sin embargo, esta ruptura con las denominaciones tradicionales no logró conectar con el público, ni consolidar la identidad de producto que Volkswagen sí había construido a lo largo de décadas. La actual dirección del grupo, encabezada por Thomas Schäfer, ha tomado nota del error y prepara una revisión profunda de esta estrategia.
Lo destacable en este caso es que el cambio afectará incluso a modelos ya presentados. El ID.2all, concept de utilitario eléctrico, pasará a adoptar el nombre Polo en su versión definitiva. Asimismo, el modelo conocido internamente como ID.Every1 se posicionará como heredero del Up!, retomando también una denominación ya conocida. El objetivo es claro: recuperar la cercanía con el usuario mediante una nomenclatura reconocible y con arraigo.
La modificación no se limita solo a los nombres. También se abandonarán las siglas GTX como identificador de versiones deportivas dentro de la gama eléctrica. En su lugar, Volkswagen volverá a utilizar emblemas consolidados como GTI o R, reforzando así la coherencia entre su oferta térmica e híbrida con la eléctrica. Este paso supone no solo una rectificación comercial, sino también una reafirmación del legado de marca.
Un cambio profundo en la identidad eléctrica
En este sentido, la nueva estrategia no supone una renuncia a la electrificación, sino una reorientación comunicativa. Los modelos actuales bajo la denominación ID. mantendrán sus nombres en el corto plazo, pero las siguientes generaciones adoptarán nombres convencionales, alineados con su categoría y precedentes históricos. Esto permitirá a la marca ofrecer una transición más natural entre tecnologías sin generar confusión en la gama.
Llama especialmente la atención que este reposicionamiento haya sido recibido con entusiasmo dentro de la propia compañía. Durante una reciente presentación interna, la propuesta de retomar nombres tradicionales fue aplaudida por los empleados, lo que refleja el consenso sobre la necesidad del cambio.
Volkswagen lidera actualmente las ventas de coches eléctricos en Europa, pero sabe que la fidelidad a su base de clientes requiere algo más que tecnología: necesita identidad. Con este giro, busca no solo corregir un error estratégico, sino también fortalecer su posicionamiento de cara a una movilidad eléctrica más inclusiva y reconocible.
La nueva hoja de ruta se materializará en los próximos meses, con el lanzamiento de un modelo eléctrico asequible que servirá como punto de partida de esta nueva etapa. La apuesta es clara: electrificación sí, pero con nombre propio.