Como bien saben todos aquellos que siguen atentamente la evolución de la industria del automóvil, desde hace ya unos años se está viviendo un proceso de transformación dentro de esta industria, entre otras cosas porque dentro de unos años, y a no ser que los planes cambian repentinamente, van acabar siendo los modelos 100 × 100 eléctricos los que sentencia definitivamente a los motores de combustión tradicional.

En este sentido, actualmente nos encontramos en un momento en el que, si bien es cierto que muchas marcas están apostando por ir poco a poco aumentando su gama de modelos 100 × 100 eléctricos en sus catálogos, también son muchas las marcas que están apostando por alargar al máximo posible la vida de los motores de combustión, en este caso introduciendo novedades en lo que se refiere al combustible.

No es que sea precisamente ningún secreto que la gasolina y el diésel tal y como nos habíamos conocido hasta ahora, por mucho que vayan a estar presentes aún unos cuantos años, supone un grave problema a nivel medioambiental, de ahí que existan ya varios proyectos para poder seguir dando vida a los motores de combustión pero con combustibles mucho más respetuosos a nivel de emisiones y contaminación.

El precio de los e-fuel o gasolina sintética puede acabar siendo un problema

Los proyectos que está cobrando más fuerza es el de la gasolina sintética, con el objetivo de una disponibilidad cada vez mayor de e-fuels a nivel mundial. Una mayor disponibilidad que venga de la mano de un abaratamiento del coste de producción y, así, del coste que tendrá que pagar el conductor usarlo en su coche.

 

Problema en este caso es que, tal y como apuntado HIF Global, la mayor productora de combustible sintético en la actualidad en el impulso de los e-fuels a nivel global, las previsiones que manejan para la producción de este combustible a gran escala en los próximos años es que el coste de la gasolina sintética será de aproximadamente 2 € el litro.

Por si este precio no fuera ya suficientemente alto, cabe tener en cuenta que a él se debe incluir también los impuestos de cada país que, por ejemplo, en España son casi el 50 %, por lo que el precio del litro de combustible de este carburante podría acabar siendo de unos tres euros, un precio mucho más elevado que el que tiene la gasolina actualmente, que se queda por debajo de los dos euros. Un problema más que evidente para la industria.