En Europa se habla cada vez más de seguridad vial y de cómo afrontar el envejecimiento de la población al volante. Reino Unido ha dado un paso que puede marcar tendencia: obligar a los conductores mayores de 70 años a someterse a exámenes periódicos si quieren conservar su carnet.

La medida más dura es el test cognitivo, diseñado para comprobar la rapidez mental y la capacidad de reacción. No aprobarlo significa perder el derecho a conducir. Para muchos, esta será la prueba más temida, porque no basta con tener experiencia: se mide la agilidad mental, algo que se deteriora con los años.

Examen de conducir

Inglaterra endurece la normativa para los mayores de 70 años

El debate no se queda ahí. También se estudia que, cada tres años, estas personas pasen controles de visión obligatorios. El motivo es el fuerte aumento de siniestros: un 47% más de accidentes graves con conductores de más de 60 años implicados. Detrás de esa estadística están vidas perdidas y familias destrozadas.

El gobierno británico no se limita a vigilar a los mayores. Quiere atacar otras causas de accidentes, como el alcohol. La tasa máxima podría bajar de 35 a 22 microgramos por cada 100 ml de aliento, situando al país entre los más estrictos del continente. En paralelo, la policía empezará a usar pruebas de saliva en carretera para detectar drogas, sin necesidad de análisis más complejos.

No se descarta que las medidas se acaben implantando en toda Europa

A todo esto se suma un frente que preocupa: los coches que circulan sin seguro. Cada vez son más frecuentes las llamadas matrículas fantasma, que dejan a las víctimas indefensas en caso de accidente. El endurecimiento legal busca frenar esta práctica.

Accidente coche. Pixabay

Otros países ya han comprobado que endurecer las normas salva vidas. Australia y Canadá lograron reducir entre un 20% y un 40% la mortalidad en carretera tras aplicar medidas similares. Si Reino Unido alcanzara esas cifras, se podrían evitar 58 muertes y más de 900 heridos graves al año.

Mientras tanto, nuestro país registra 35 fallecidos por cada millón de habitantes, lejos de cifras críticas como las de Rumanía o Bulgaria. Pero la DGT podría seguir el ejemplo británico en breve. Para los mayores de 70, eso significaría enfrentarse a una realidad incómoda: pasar pruebas constantes para seguir conduciendo.