La guerra en Ucrania sigue mostrando sus contrastes más crudos: por una parte, operaciones militares arriesgadas dentro de territorio ruso con resultados desiguales; de la otra, una línea del frente donde los soldados luchan contra la fatiga, las heridas y una creciente desconfianza en cualquier opción de tregua o negociación.

La guerra en Ucrania pasa por una llamada entre Putin y Trump este lunes

Recientemente, soldados ucranianos que participaron en incursiones en la región rusa de Kursk han denunciado que la retirada de sus unidades fue desorganizada y precipitada. Según testimonios recogidos por la BBC, la falta de comunicación efectiva entre las tropas dificultó gravemente las operaciones. "Fue caótico", admite Artem Kariakin, uno de los combatientes implicados. La ausencia de cobertura para los sistemas de comunicación Starlink dentro de Rusia dejó las unidades aisladas, forzándolas a abandonar sus posiciones sin una estrategia clara.

La operación, a pesar de estas dificultades, consiguió un objetivo táctico importante: obligar a Moscú a trasladar tropas desde el frente oriental para reforzar su retaguardia. Sin embargo, el balance final ha sido ambivalente. Mientras el mando ucraniano destaca la capacidad de presión sobre territorio ruso, muchos soldados denuncian deficiencias logísticas y una falta de planificación previa, que podría haber comprometido gravemente la seguridad de las tropas implicadas.

Mientras tanto, en el este de Ucrania, a centenares de kilómetros de aquella operación, la realidad que se vive a la primera línea del frente es igualmente dura, pero de otra naturaleza. En hospitales militares, soldados ucranianos heridos en combate relatan la brutalidad constante del conflicto y expresan un profundo escepticismo sobre las conversaciones de paz que se mantienen en el ámbito diplomático. "Putin es un asesino. No se puede confiar en él para firmar la paz", afirma Maksym, un joven soldado hospitalizado por heridas de metralla.

Rusia y la amenaza constante

Los combatientes alertan sobre el uso masivo de drones por parte de las fuerzas rusas, que les obliga a vivir bajo una amenaza constante y provoca un alto número de bajas. Esta realidad choca frontalmente con cualquier expectativa de desescalada a corto plazo. Muchos de los soldados entrevistados consideran que cualquier tregua solo favorecería Rusia y que las negociaciones alejan la atención internacional de la dureza del día a día en el campo de batalla.

El ambiente entre las tropas es de resistencia y cansancio, pero también de determinación. Las bajas acumuladas, la falta de rotaciones y la presión psicológica en la trinchera complican el ánimo del frente, donde los soldados afirman sentirse a menudo desconectados de la narrativa política o diplomática.

Los dos escenarios —una retirada problemática dentro de Rusia y la dureza del frente oriental— reflejan el momento complejo que atraviesa Ucrania en su guerra contra Rusia: entre la ofensiva y la resistencia, entre la esperanza de un desenlace y el desengaño de un conflicto que parece no tener final inmediato.