El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha nombrado al gobernador de Luisiana, Jeff Landry, como enviado especial para Groenlandia, una decisión que vuelve a situar en el centro del debate internacional las aspiraciones estadounidenses sobre este territorio autónomo de Dinamarca. El objetivo declarado de la misión es convertir Groenlandia en parte de los Estados Unidos, según ha reconocido el propio Landry.
El anuncio se ha hecho público a última hora del domingo, hora local de Washington, a través de un mensaje publicado por Trump en su red social, Truth Social. En el comunicado, el presidente ha confirmado la designación de Landry, excongresista republicano y gobernador de Luisiana desde 2024, como “enviado especial de los Estados Unidos para Groenlandia”.
Trump no tira la toalla con Groenlandia
Trump ha justificado el nombramiento destacando la importancia estratégica de la isla. “Jeff entiende lo esencial que es Groenlandia para nuestra seguridad nacional e impulsará firmemente los intereses de nuestro país para garantizar la seguridad y la supervivencia de nuestros aliados, y del mundo entero”, ha escrito el presidente, que felicitó públicamente a Landry por el nuevo encargo.
Poco después, el gobernador de Louisiana habría confirmado su nuevo rol en un mensaje publicado en la red X. Landry ha precisado que se trata de un “cargo voluntario” que compatibilizará con sus funciones como gobernador y ha sido explícito sobre la finalidad de su tarea: trabajar para convertir Groenlandia en parte de los Estados Unidos.
La estrategia de Trump con Groenlandia
Este movimiento se enmarca en una estrategia que Trump ha defendido reiteradamente en los últimos meses. El mandatario ha expresado en diversas ocasiones su interés en "hacerse" con Groenlandia por motivos de seguridad nacional, en un contexto marcado por la creciente importancia geopolítica del Ártico. Este afán expansionista también se ha reflejado en declaraciones sobre Canadá y el canal de Panamá.
Según informó el diario The Washington Post el pasado abril, la Casa Blanca llegó a recopilar estimaciones sobre el coste que supondría adquirir y administrar Groenlandia, así como los posibles ingresos derivados de la explotación de sus recursos naturales, especialmente los minerales. La isla es considerada estratégica tanto por su ubicación como por su potencial económico.
A principios de año, Trump fue aún más allá y no descartó el uso de la fuerza para anexionar la isla, que tiene unos 57.000 habitantes y es clave para la navegación en la región ártica. Estas declaraciones generaron un fuerte rechazo internacional.
Tanto las autoridades de Groenlandia, que goza del derecho de autodeterminación desde 2009, como el gobierno de Dinamarca y la Unión Europea han rechazado frontalmente las pretensiones norteamericanas. Aun así, han expresado su disposición a cooperar en materia de defensa, especialmente teniendo en cuenta que la isla acoge una base militar de los Estados Unidos en virtud de un acuerdo firmado hace más de siete décadas entre Washington y Copenhague.