Donald Trump tiene un sueño: ver su nombre grabado en el Premio Nobel de la Paz. Y ve en el nuevo acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán una oportunidad para acercarse a este sueño que tanto anhela. Armenia y Azerbaiyán han firmado en la Casa Blanca un preacuerdo para poner fin a más de tres décadas de conflicto. El acuerdo pretende finalizar una de las disputas territoriales más complejas y prolongadas del espacio postsoviético. El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, y el presidente azerbaiyano, Ilham Alíyev, han calificado el documento como un paso histórico y han atribuido el mérito principal al presidente norteamericano. Los dos líderes han anunciado que propondrán conjuntamente a Donald Trump para el Premio Nobel de la Paz. Alíyev ha destacado que muchos habían intentado sin éxito poner fin a este enfrentamiento y que Trump "en solo seis meses lo ha conseguido, ha hecho un milagro".
"Armenia y Azerbaiyán se comprometen a cesar los combates de forma definitiva, abrir el comercio, permitir los viajes, restablecer relaciones diplomáticas y respetar la soberanía y la integridad territorial mutua", ha declarado Trump acompañado de los presidentes de Armenia y Azerbaiyán. El acuerdo establece una ruta para la normalización de relaciones e incluye la creación de un corredor comercial de unos 43 kilómetros de extensión nombrado Ruta de Trump por la Paz y la Prosperidad Internacional (TRIPP, por sus siglas en inglés) que unirá Azerbaiyán con su enclave de Najicheván a través de territorio armenio. Los Estados Unidos dispondrán de derechos exclusivos de desarrollo económico sobre este paso estratégico que reduce la influencia histórica de Rusia a la región.
HISTORIC PEACE DEAL 🇺🇸
— The White House (@WhiteHouse) Augusto 8, 2025
"For more than 35 years, Armenia & Azerbaijan have fought a bitter conflict that resulted in tremendous suffering... many tried to find a resolution... & they were unsuccessful. With this Accord, we've finally succeeded in making peace." - President Trump pic.twitter.com/G1etilNX8D
"Me lo merezco, pero nunca me lo darán. Es una pena"
Para Trump, este acuerdo se añade a una serie de gestiones diplomáticas que él presenta como pruebas de su papel de pacificador mundial. El presidente americano ya acumula nominaciones en el Nobel por su mediación en otros conflictos y no esconde que el galardón es un objetivo personal. A menudo recuerda que Barack Obama lo recibió poco después de acceder a la presidencia y asegura que él también lo merece. "Si yo me llamara Obama, me entregarían el premio Nobel en diez segundos", dijo Trump el octubre pasado en un discurso en Detroit, y en febrero, al lado del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, abundó en su queja: "No me darán nunca el premio Nobel. Es una pena. Lo merezco, pero nunca me lo darán".
A seguir el legado de Roosevelt, Carter y Obama
Trump ha convertido estos hitos en un eje central de su discurso internacional e insiste en el hecho de que ha acabado "con cinco guerras", en las cuales incluye los conflictos India-Pakistán, Tailandia-Camboya, Serbia-Kosovo, Congo-Ruanda y el de los hutíes y de Somalia. En las redes sociales y en declaraciones públicas ha subrayado que nadie antes había conseguido este resultado y que, gracias a su liderazgo, se ha hecho realidad una paz que parecía imposible. "Es un día realmente histórico... Estos dos países han estado en conflicto... durante más de 35 años. Este es otro ejemplo del liderazgo eficaz del presidente Trump", ha dicho el magnate americano en su perfil oficial de Truth Social, dónde posteriormente ha publicado una foto suya titulada "El presidente de la paz". Trump y sus aliados amplifican este mensaje con la clara intención de convencer al comité noruego de que merece unirse al selecto grupo de inquilinos de la Casa Blanca galardonados con el Nobel: Theodore Roosevelt (1906), Woodrow Wilson (1919), Jimmy Carter (2002) y Barack Obama (2009).
THE PEACE PRESIDENT. pic.twitter.com/OWbQTcuJ0y
— The White House (@WhiteHouse) August 8, 2025
A pesar de las críticas que ponen en duda el alcance real de su papel de mediador, Trump aprovecha cada oportunidad para alimentar su campaña personal hacia el premio. Su estrategia combina gestas diplomáticas, visibilidad mediática y un relato centrado en su supuesta capacidad única para cerrar acuerdos. Aunque prometió que en 24 horas resolvería los dos grandes conflictos globales que sacuden el panorama internacional y, seis meses más tarde, en aquellos frentes todo continúa igual. El preacuerdo del Cáucaso es, para él, una nueva pieza de un rompecabezas que espera que acabe coronado con el reconocimiento más prestigioso en materia de paz.