Uno 1 de septiembre de 1923, la región de Kanto, donde se encuentra la capital nipona, fue asolada por un terremoto que duró poco más de unos 40 segundos. Conocido como el Gran Terremoto de Kanto, la destrucción de este seísmo fue aterradora. Murieron 105.000, 37.000 desaparecieron, muy seguramente también murieron. El número de heridos se desconoce, pero se augura altísimo. La mayoría de los edificios de Tokio desaparecieron y después del seísmo, la ciudad fue engullida dos días por las llamas a causa de los fuegos que se iniciaban en los hogares destrozados. El terremoto detrás de esta destrucción se calcula que era de entre 7,9 y 8,1 a la escalada de Ritcher. Se trata de un "gran" terremoto que marca el pasado de Japón, pero también su futuro, ya que los expertos apuntan que un terremoto como aquel se producirá en las próximas décadas.

Según informa The Guardian, los sismólogos consideran que hay un 70% de posibilidades que un terremoto masivo como el de hace 100 años arrase el área metropolitana de Tokio en los próximos 30 años, matando hasta 23.000 personas. La amenaza es peligrosa, pero igual que Tokio no es la misma que hace 100 años, la tecnología antisísmica nipona tampoco.

¿Cómo se prepara Tokio para un nuevo gran terremoto?

Hace un siglo, la mitad de la capital japonesa y buena parte de la ciudad portuaria Yokohama quedaron arrasadas por el seísmo y las llamas. El coste humano fue muy alto, miles de personas muertas y desaparecidas, centenares de miles sin hogar ni lugar donde ir. La huella de esta tragedia marcó a la sociedad del país. No solo el dolor impregnó las secuelas de este desastre, también las lecciones que se aprendieron para que un hecho así no volviera a suceder.

El Gran Terremoto de Kanto es un punto de inflexión como ningún otro en el diseño sísmico de estructuras en Japón, según expone a The Guardian Yoshiaki Nakano, experto en ingeniería de terremotos del Instituto Nacional de Investigación para Ciencias de la Tierra y Resiliencia a los Desastres. Así fue el inicio del urbanismo resiliente en Japón, la mejor protección para el actual Tokio.

Actualmente hay tres pilares. El primero es la habilitación de áreas de evacuación, que han proliferado durante las décadas pasadas y que cada residente debe conocer en su vecindario. El segundo es la planificación urbanística en bloques separados por espacios amplios, como avenidas o canales que sirven de cortafuegos y, finalmente, la misma concepción de estos bloques para que sean a prueba de incendios, "de manera que incluso en condiciones muy adversas se pueda detener el avance del fuego", expone a EFE el profesor Takaaki Kato, del Instituto de Ciencia Industrial de la Universidad de Tokio.