El diario británico The Economist, especializado en las relaciones internacionales y la gran economía, ha hecho una burla de principio a fin de Josep Borrell.
El epígrafe del artículo ya es toda una declaración de intenciones: "Te lo dijeron" y lo acompaña de una caricatura del alto representante de Exteriores a la UE totalmente asustado, con una escopeta mirando boca abajo cogida en la mano, y delante de un enorme oso que representa la Rússia de Vladimir Putin.
Los enormes colmillos del oso plantan cara a Borrell que, abrigado y en medio de la nieve, lo enmarcan en su última visita a este país donde salió con la cola entre las piernas. Después de ser ridiculizado por el gobierno Putin recordando que no interfiera en el caso Navalni cuando él, como socialista español, no promueve ni defiende la libertad de los presos políticos independentistas que tiene en Catalunya.
El escrito tilde "de hipocresía europea" seguir teniendo ni un minuto a más Josep Borrell como representante de Exteriores de la Unión Europea: La hipocresía europea se burló cuando provocó el tratamiento de los políticos catalanes por parte de las autoridades españolas, sabiendo que Borrell es un firme opositor a la independencia de la región. Borrell ni siquiera insistió en visitar al señor Navalny en la prisión".
Y culpa a Borrell de todos los males, es decir, de la escalada de crisis que se empezó a dar entre algunos países y Rusia: Mientras estaba allí, se filtró la noticia que el gobierno ruso había expulsado diplomáticos de Alemania, Polonia y Suecia para asistir a las concentraciones pro-Navalny. Los diplomáticos del este de Europa pueden ser más educados, pero el mensaje es lo mismo.
Borrell, "humillado"
El diario no da la razón en ningún momento en Rusia por|para el caso Navalni, encarcelado para ser la firme oposición de Putin, pero sí admite que en el cuerpo en cuerpo en Moscú entre Borrell y el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergey Lavrov, ganó este último: "Tenían razón. Borrell fue humillado".
Además, analiza que "avanzar hacia el este de Europa hoy, es fácil encontrar sentimientos similares" y establece un paralelismo entre la censura y el encarcelamiento de Navalni y los independentistas catalanes. The Economist es un ejemplo más de las críticas que se han multiplicado entre medios y políticos en los últimos días para tener Borrell en este cargo europeo.
Borrell omite la polémica
En su bloc personal de la UE, Borrell dedica un extenso artículo donde detalla todos los aspectos que trató con Lavrov, menos uno y el principal: los presos independentistas: "Volví a Bruselas con profundas preocupaciones sobre las perspectivas de desarrollo de la sociedad rusa y las decisiones geoestratégicas de Rusia. Mi reunión con el ministro Lavrov y los mensajes enviados por las autoridades rusas durante esta visita confirmaron que Europa y Rusia se distancian".
El socialista catalán considera que es Europa quien está "en un cruce de caminos" con Rusia y no discute ni analiza, en ningún momento, su papel. ¿Sobre Catalunya? Como si oyera llover, esta es la muestra: "Además de cuestiones de derechos humanos y opiniones divergentes, también exploramos aspectos más amplios de nuestras relaciones, incluido el potencial de cooperación para afrontar retos globales como la pandemia Covid-19, la crisis climática y el Ártico, una zona donde podríamos encontrar intereses comunes". Por opiniones divergentes, engloba a todos los presos políticos.