Un año después de la toma de control total del régimen talibán sobre Afganistán, los refugiados que llegaron al Estado español sigue enfrentándose a muchas dificultades, que hacen todavía peor su diáspora. Hace un año que miles de afganos aterrizaban en el aeródromo de Torrejón (Madrid), dos tercios de los cuales siguen inmersos en el proceso de acogida. La mayoría, según han apuntado las entidades encargadas de esta acogida, tienen la dificultad mayor en el acceso a la vivienda.

"Se les dio una vía preferente de solicitud de protección", ha destacado la directora de Políticas y Campañas del Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR), a Paloma Favieres, que también ha valorado la "ágil resolución" que la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) realizó a día de los expedientes, según recoge Europa Press. Maite Bueno, del área de acogida de Accem apunta que la gestión de la llegada de los refugiados afganos s demostró que "el sistema tiene capacidad de reacción" y que, aunque "es importante" no tener que funcionar a golpe de reacción", sí que se ha determinado que se puede hacer.

El difícil acceso a la vivienda

Sobre la estancia de refugiados al sistema español, tanto Accem como CEAR responden con calificativos positivos. "Se están cumpliendo objetivos", ha reconocido Bueno, mientras que la coordinadora de acogida de CEAR, Áliva Díez, ha apuntado "las necesidades básicas se cubrieron bien y con rapidez". Sin embargo, hay algunos aspectos de la acogida que son más difíciles: el acceso a la vivienda.

La vivienda es, justamente, uno de los impedimentos mayores que afrontan los refugiados, ya que les facilita un aspecto clave: la independencia. "El precio de la vivienda, el impacto poscovid del mercado, los ha afectado", ha reconocido Díez, que ha explicado que eso ha llevado a muchas familias a sufrir "un retraso en el proceso habitual" que se prevé en un proceso de inclusión. Eso influye, además, en el proceso de búsqueda activa de ocupación, tal como ha recordado la representante de Accem.

Hay otros aspectos que también suponen un reto, como por ejemplo el aprendizaje del idioma o la búsqueda de trabajo. CEAR ha puesto el foco en el caso de las mujeres que, habitualmente, tienen menos estudios y, principalmente, las que han llegado al país con un amplio número de hijos y es más difícil su inserción fuera de casa. Finalmente, Accem ha hecho un llamamiento a seguir poniendo el foco en la parte psicológica de estas personas, especialmente en aquellas que todavía desconocen la situación de sus familiares.