Polémica en Rusia por la instalación de 8.000 cámaras de vigilancia en las calles de San Petersburgo que reconocen a las personas por sus características nacionales y raciales. Así lo ha anunciado el subdirector del Comité de Tecnologías de la localidad, Igor Nikonov, que lo enmarca en un proyecto llamado Ciudad Segura, que pretende controlar la acumulación de inmigrantes ilegales en la segunda ciudad más grande del país.

“Con este tipo de análisis identificamos la concentración de ciertas nacionalidades en determinados puntos de la ciudad y las fuerzas del orden pueden tomar las decisiones pertinentes”, ha manifestado Nikonov. “Reconoceremos hasta seis tipos de razas”, presume el alto cargo del consistorio. Al mismo tiempo, el comité de informatización y comunicaciones afirmó que eso “permitirá garantizar una previsión más precisa de los recursos necesarios para garantizar el orden y la seguridad en el marco de la celebración de acontecimientos multitudinarios”. Esta medida, sin embargo, ha generado una fuerte reacción. El presidente del Consejo de Derechos Humanos, Valery Fadeyev, la ha calificado de “degradante para la dignidad humana”.

El Comité de Relaciones Interétnicas de San Petersburgo, hace unos meses, ya presentó esta iniciativa afirmando que tenía el pretexto de “combatir la inmigración ilegal”, pero que implicaba el uso de un programa con capacidad para identificar el origen étnico a partir de rostros y que requería la instalación de miles de cámaras.

Según explicó el medio ruso Fontanka, esta propuesta está avalada por gran parte de la población, ya que, según una encuesta hecha a miles de peterburgeses, solo un 43% de ellos consideran que la convivencia entre etnias en la ciudad es positiva. Los medios también han informado de que la adquisición de la licencia por esta instalación de cámaras tendrá un coste de 38,4 millones de rublos, cosa que equivale aproximadamente a unos 409.300 euros según el tipo de cambio actual.

Objetivo: llegar a las 122.000 cámaras

En concreto, el consistorio ha informado de que se ha iniciado la instalación de más de 8.000 dispositivos de monitorización con inteligencia artificial en las entradas principales de los edificios de apartamentos de todos los distritos de la ciudad, con el fin de “aumentar la seguridad de los residentes de San Petersburgo”. Además, según confirmó la Asamblea Legislativa de San Petersburgo, el año que viene se instalarán más, llegando hasta las 10.500 cámaras y con el objetivo de poder llegar a contar con unas 122.000 en unos años.

El gobierno municipal de la segunda ciudad más grande de Rusia, con una población superior a los cinco millones de habitantes, justifica esta decisión a raíz de los resultados que ha publicado el Servicio Federal de Estadística de San Petersburgo y la Región de Leningrado, que indican un aumento de la inmigración en la ciudad, que ascendió 70.500 personas durante el año 2024, hecho que supone 7,2 veces más que el año anterior, cuando ascendió en tan solo 7.800 personas.