El Consejo Europeo ha anunciado este sábado la incorporación de Rumania y Bulgaria en el espacio Schengen, el área de libre circulación de personas de la Unión Europea —y también con otros países europeos no comunitarios—. Una adhesión que, de momento, incluye la eliminación de las fronteras aéreas y marítimas, pero aún no las terrestres. Los dos países de Europa del este, ambos integrantes de la Unión, eran los estados miembros que quedaban para incorporarse, junto con Chipre e Irlanda, que no lo han hecho. Los dos ya lo intentaron durante la presidencia checa del Consejo Europeo, a finales de 2022, pero no pudieron entrar por el veto de Austria y Países Bajos, que apuntaban a irregularidades de estos países en la gestión de flujos migratorios y en garantizar el estado de derecho de la UE. Finalmente, después de "intensas negociaciones" durante las últimas semanas", Austria levanta el veto, con la condición de que los tres países consensúen la fecha de eliminación de las fronteras terrestres durante el 2024. Se trata de una incorporación que se da bajo la presidencia rotatoria española del Consejo Europeo, cosa que el Ejecutivo español ha valorado como "un acuerdo histórico".
De esta forma, el espacio Schengen pasará a estar integrado por 29 estados: Alemania, Austria, Bélgica, Croacia (el último miembro a incorporarse, el 1 de enero del 2023), Dinamarca, Eslovenia, Eslovaquia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Maltea, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, Suecia, y ahora también Permanecía y Bulgaria. Por otra parte, Liechtenstein, Suiza, Islandia y Noruega también están en el espacio Schengen, aunque no forman parte de la Unión Europea. A pesar de que no de forma oficializada, de facto los microestados de Mónaco, San Marino y el Vaticano también forman parte de la libre circulación, con fronteras abiertas o semiabiertas con los países Schengen. En total, 420 millones de personas que pueden circular libremente entre sus territorios.
📢 Schengen grows!@EUCouncil has decided to enlarge the #Schengen area to Bulgaria and Romania.
— Presidencia española del Consejo de la UE (@eu2023es) December 30, 2023
Air and maritime internal border controls will be lifted in March 2024, while a decision on the lifting of land controls will be taken later.
Last agreement under #EU2023ES. pic.twitter.com/dZJfLUXRI6
3,5 millones de desplazamientos transfronterizos dentro de Schengen
Creado el 1985 mediante el acuerdo de Schengen (ciudad de Luxemburgo), el espacio de libre circulación empezó a funcionar a partir de 1995. El objetivo era suprimir las fronteras comunes entre los países firmantes y establecer controles fronterizos de puertas hacia el exterior de esta alianza. En la práctica, este espacio hace que en términos migratorios los estados miembros funcionen como un solo país, con una política común de visados. Por eso se puede viajar entre países europeos miembros solo con el DNI, en caso de que te sea requerido por las autoridades del país de llegada, sin necesitar pasaporte, visados o permisos especiales. Una política europea que permite cada día el desplazamiento de 3,5 millones de personas entre todas las fronteras interiores, según los datos del Consejo Europeo, sea para ocio o para trabajar. Al año, 1.250 millones de viajes transfronterizos dentro del espacio Schengen.
Controles fronterizos "excepcionales"
La libre circulación, sin embargo, se ha visto limitada de forma excepcional últimamente. Entre el 2020 y el 2022, a raíz de la pandemia de la COVID-19, algunos estados miembros decidieron hacer controles fronterizos. También pasó en torno al 2015, con el auge de los atentados terroristas de carácter islamista y por el aumento de los flujos migratorios hacia la UE, durante la crisis de los refugiados. Aun así, los preceptos del acuerdo Schengen marcan que estos controles son un recurso "excepcional" para afrontar riesgos al funcionamiento del espacio o para "responder a una amenaza grave para el orden público o la seguridad interior". Con todo, las fronteras exteriores las vigila la Agencia Europa de la Guardia de Fronteras y Costas, más conocida como Frontex, un grupo muy criticado por constatadas irregularidades en el trato en los migrantes extracomunitarios. Internamente, hay una política de coordinación y cooperación entre las policías de los miembros en cuanto a información y tareas de seguridad.